La larga espera por la dupla de Tarja Turunen y Marko Hietala presentando su show con orquesta en Santiago llega a su fin. La dupla estará el lunes 26 de mayo en el Teatro Coliseo con su Living The Dream Together Tour, acompañados de la Orquesta Filarmónica Live Action, con más de 30 músicos en escena. Las entradas están por Puntoticket.
En la espera hablamos con Marko Hietala, quien de partida reconoció que “me gusta la idea. He dado conciertos geniales por todo el mundo y el simple hecho de darlos me alegra. Este negocio está lleno de logística, ya sabes, desequilibrios, viajes raros, horarios raros y todo eso. Odio los aviones y los aeropuertos, principalmente porque tienes que comer con las rodillas en la boca y tener a alguien a tu lado. Pero lo que me motiva a volver de gira es dar conciertos para la gente, porque así creas una atmósfera muy agradable con la banda y el público. Cuando se siente esa buena onda es lo que me engancha. Y es lo que me motiva a seguir con los espectáculos cuando puedo volar 16 horas o algo así”.
-Acá los estamos esperando. ¿Qué tal el trabajo con Tarja? ¿Es como volver a ver a un miembro de la familia?
-Sí, bueno, nostros habíamos empezado a hablar en 2017, cuando ambos estábamos de gira navideña en Finlandia. Y pudimos hablar de cosas. Algo que descubres después de que se calma el lío con los medios y te liberas de las peleas internas con los managers y de las opiniones de la gente que te empuja de un lado a otro. Cuando se calma ese lío, te das cuenta de que, bueno, también perdiste a un amigo. Cuando tuvimos estas conversaciones en 2017, quedó bastante claro que eso era lo más importante para ambos. Después de eso, nos llevamos muy bien juntos. Pero luego surgió la cuestión de cómo terminamos haciendo estas cosas.
-Entiendo que ahí ya estabas preparando tu segundo disco solista “Roses from the deep”.
– Exacto. Y al mismo tiempo, mi banda había sido contratada para un festival suizo y Tarja y su banda también iban para el mismo festival. Y entonces recibí un mensaje de ella: «¿Te gustaría unirte y tocar ‘The Phantom of the Opera’ juntos en el festival suizo?». Mierda, han pasado 18 años. Fue emocionante. Dije: “¡Diablos, lo haré! Sí, hagámoslo”. Y lo hicimos.
-¿Cómo fue la reacción de la gente?
-La gente lloraba y reía al vernos a los dos en el escenario al mismo tiempo. Y me di cuenta de que esto es importante para mucha gente, que significa algo. Pero al mismo tiempo, como dijiste, estábamos grabando demos de canciones para “Roses from the Deep”. Mi guitarrista dijo que una de esas canciones podría ser un dueto. Revisé la letra y sí, podría serlo. En ese momento, se nos ocurrió a quién pedirle un dueto. Lo hicimos, así salió “Left on Mars”. Después, fue casi natural que empezáramos a hablar de estas cosas y a hacerlas juntos, cantando algunas piezas, algunos duetos legendarios.
-Muy bien. Tarja y tú fueron muy importantes Nightwish, una banda que marcó el camino del metal sinfónico a nivel mundial. ¿Cómo es para ti formar parte de esa historia, una historia tan trascendental? Tocaste casi 20 años ahí.
-Sí. Mi historia personal está nublada e incluso oscurecida por mi continuo descenso hacia el lado oscuro de la mente humana. Pero diría que, personalmente, estoy orgulloso de toda la música y todos los álbumes que hicimos. Los apoyo totalmente porque siempre me ha gustado la música no tan convencional. Y, por supuesto, con Nightwish, aunque dicen que el Sr. Holopainen es el compositor principal y todo eso, siempre ha estado abierto a ideas, a canciones, a añadir algún detalle a la letra, a cambiar el arreglo, a priorizar esto cuando era totalmente al revés. Siempre ha estado abierto a encontrar maneras de mejorar las cosas. También hay mucha música e incluso letras de toda esa historia que hice allí.
-¿Cuál crees que era la clave de lo que hacían en Nightwish?
-Sigo pensando que la mayor parte de la música que hicimos fue excepcional por no seguir el modelo convencional. Fue algo que hicimos porque queríamos. Además, todavía me gustan mucho algunos álbumes y algunas canciones. Hay cosas buenísimas. Por ejemplo, algo que es como un momento fugaz en la historia de Nightwish, cuando Anette Olzon cantaba. Sigo pensando que es un álbum genial con toda su variedad y algunas canciones geniales.
-Hora de indagar en historias personales. Si viajamos en el tiempo al momento en que quisiste empezar a hacer música, ¿recuerdas cómo fue? ¿cuál fue el artista, o disco, o canción que te impresionó y quisiste hacer algo así?
-Creo que fue cuando tenía 11 años y conseguimos “Long Live Rock and Roll» de Rainbow, donde había canciones como «Kill the King» y Ronnie James Dio está en el peak de su carrera, gritando a todo pulmón con el aliento de un dragón. Y sí, me enamoré de ese álbum. No sabía tocar nada, pero al año ya estaba destrozando la guitarra acústica de mi padre, igual que mi hermano. También me sabía la letra. Probablemente ya no recuerdo tanto, pero me la sabía toda porque cantaba esas canciones en el patio y los niños del vecindario pensaban que estaba loco.
-Lo que son las cosas, ahora tú y otros músicos de tu generación son la inspiración para los chicos que vinieron después.
-Convertirse en un ídolo para la gente como un profesional, incluso cantando, tocando y todo eso, es algo extraño. Es una sensación casi absurda, cuando te das cuenta de que, bueno, este tipo me admira de la misma manera que yo admiraba a Geezer Butler (Black Sabbath). Lo curioso es que seguimos siendo humanos. Puede que seamos raros y tengamos problemas. Nos despertamos por la mañana y tenemos que sentarnos en un trono de porcelana, cada uno de nosotros. Y sí, también es algo que conlleva tu responsabilidad.
-Con gente que no conoces ni ves, pero sabes que está muy conectada con lo que haces.
-Empiezas a ver que la discográfica tiene algún tipo de reunión o recopilación, y ves que te llegan discos de oro y alguien te dice: “Sí, sí, he estado cargando las cajas de tus CD durante tres días en este almacén y todo eso»”. Te das cuenta de lo que haces. Llega a un montón de lugares y conecta con gente de la que no sabes nada, y sus vidas, de hecho, incluso su salario a veces depende de ello. Y la música, como algo que nos da la oportunidad de desahogarnos o simplemente descontrolarnos y ser felices, es realmente terapéutica, por supuesto. No sé, simplemente me alegra haberme encontrado como un bicho raro confeso, haber encontrado un lugar donde prosperar.
-Bueno, Marko, nuestro tiempo se acaba. Gracias y seguimos esta conversación en Santiago.
-Nos vemos ahí, muchas gracias, adiós.