«Una reunión única» es lo que todos comentaban en cuanto confirmó una nueva llegada de Judas Priest y Motörhead a Chile, juntos y en una sola noche. Ambos con la promoción de placas discográficas y los segundos mezclando sus cuarenta bien llevados años de carrera, en la última vez que pasaron por nuestro país. Nueve años luego de la inolvidable velada, la recordamos en Futuro.cl.
Décadas de actividad con cambios de integrantes desde su formación, pero con la magia intacta al traer obras mágicas del rock a nuestro inconsciente para no salir jamás. Esto generó un baño de respeto del respetable por lo realizado como parte de ser cabecillas de una generación magistral de ingleses. Ellos, llevaron el rocanrol y el metal a lo más alto de los circuitos de la industria. Y en nuestro país aquel día estuvo clarísimo.
Pero antes de eso, unos que saben descomprimir tensiones y que en base a esfuerzo más una pizca de heavy metal, han sido encargados de la apertura causando una tripleta del género sacando del inconsciente esos “Monsters of Rock” con categoría en la época de los 90.
Inquisición
El set de Inquisición se fundaba en la promoción del disco “Codex Gigas”, un fundamental del año pasado y que pasajes de este tronaba en los oídos de los asistentes además de su discografía. Problemas de audio fueron los enemigos de los nacionales en el cual el exceso de volumen volvía inentendible a ratos al talentoso Domic en las voces, más la saturación intermitente de Schaefler en guitarra. Una jugada mal hecha al impactar con volumen en pasajes de la tarde donde mil personas llegaban recién al recinto, obteniendo poca absorción. Pero cada nota y la fuerza entregada generaron vítores cerca de los ocho de la noche, retirándose con convicción. Espero una mejora para su próxima presentación con los oriundos de Newcastle, Satan, en pocos días más.
Motörhead
Y así es, llegaba la hora esperada. Uno de los íconos del rock pesado en vida deslizaba sus botas en el ovalo del Parque O’Higgins, Motörhead estaba en la casa. “Shoot You in the Back” parte del incombustible “Ace of Spades” fue la encargada para reventar un Movistar Arena repleto a esas alturas. Dos bengalas en cancha, saltos junto al vapor debido a la entrega y el nombre de la agrupación con la participación de “Snaggletooth” en las pantallas y esta banda sonora de la brutalidad. Todo creaba un momento fundamental en la historia de los conciertos de metal en nuestro país.
Un solo delirante por parte del animal de Mikkey Dee que interactúo más que nunca. Los riffs intensos y la contundencia por parte de Phil Campbell que presentó algunos problemas por la falta de retorno. Y Kilmister con su rabia contenida, su actitud de vida y esta muestra musical dejó con gusto a poco en casi hora y diez de show. “Overkill”, “Lost Woman Blues” y “Over The Top” fueron parte de los quince temas donde esperamos muy en fondo nuestro que esta no fuera su última presentación en este lado del mundo. “We Are Motörhead, and we play Rock’N Roll” señaló el frontman indicando que Chile es el mejor público del mundo marcando el fin de su repertorio. Y su última vez en Chile.
Judas Priest
Cambios de equipo y movidas del aparataje técnico retrasaron en quince minutos la salida de los encabezados por Rob Halford, que no empañó el inicio que con una intro de Black Sabbath (“War Pigs”) ya pavimentó el comienzo de una ansiedad que fue callada de inmediato. “Dragonaut” era la indicada donde los gritos acompañaban una nueva llegada de los intérpretes de “Breaking TheLaw”. Llegaron las tachas, las chaquetas de cuero y el heavy metal con clase. “Metal Gods” el segundo tema ejecutado, creó el ambiente donde los británicos ya tenían todo ganado. El coro generó una idolatría tal que embobados, el público levantaba su mano en forma de cachos y los agitaba al ritmo de la batería, creando una reverencia al estilo metalero, momento impactante dentro de la noche.