PUNTERO FANTASMA

Nace una maldición: el primer subcampeonato de la UC

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Para 1962, año mundialero, nuestra Primera División se había pegado el tremendo estirón. De golpe había crecido de 14 a 18 clubes, estirando como chicle un calendario que se extendió desde julio hasta  marzo de 1963 (!).

Pese a los malos augurios -“son demasiado equipos”, alegaba la prensa- ese torneo fue quizás el más espectacular visto hasta entonces en Chile. Las asistencias promedio saltaron a 8.436 por partido (2.200 más que el año previo y más del doble que hoy).

La Universidad Católica, campeona vigente, fue líder casi todo el año. La Universidad de Chile, que había perdido la definición el ‘61, partió a los tumbos y llegó a ocupar en noviembre el undécimo puesto. Fue entonces cuando inició una remontada espectacular, con 18 partidos invicta y goleadas al por mayor: 9 a 1 a Magallanes, 6 a 3 a Colo Colo, 8 a 1 a Everton, 6 a 2 a San Luis y 4 a 1 a la misma UC (los azules sumaron al final del torneo la astronómica cifra de 100 goles a favor).

Mientras, la UC ganaba con lo justo, apoyada en las tapadas del portero Walter Behrends y los contragolpes liderados por Alberto Fouillioux. Pero a 4 fechas del final, los cruzados empataron con O’Higgins, la U los alcanzó en la punta y así se llegó a una nueva definición.

Esa final estuvo precedida de escándalo. Las dirigencias de ambos clubes quisieron cobrar el valor de la entrada correspondiente a las reuniones dobles; la hinchada alegó y el gobierno de Jorge Alessandri acabó metiendo mano para congelar el precio de los tickets.

Al cabo, el 16 de marzo de 1963, una multitud controlada de 74.163 espectadores presenció en el Estadio Nacional la espectacular victoria por 5 a 3 de laicos sobre católicos.

Los minutos finales de ese match inolvidable fueron iluminados por cientos de antorchas que saludaban -sin saberlo- el acta de nacimiento del Ballet Azul. “Un gran equipo, de esos que saltan de tanto en tanto en el fútbol del mundo. Como un Real Madrid, ganador de las primeras cinco ediciones de la Copa de Europa; de su sucesor, el Benfica portugués; del bicampeón intercontinental, Peñarol de Montevideo, o el actual Santos brasileño. Universidad de Chile destrozó a sus adversarios en su invicta carrera tras el líder”, resumió Armando Jaramillo, director de revista Estadio.

Y ahí quedó la UC, digna en la derrota, saludando hidalgamente a los campeones en el césped de Ñuñoa. Tras casi 25 años en el profesionalismo y 3 títulos en sus vitrinas, sumaba el primer vicecampeonato de su palmarés. Era imposible presagiar que ahí también germinaría una constante.

Hoy muchos lo olvidan, pero esa década de gloria para las universidades solamente permitió que los cruzados se coronaran dos veces, contra 5 amargos segundos lugares. Hoy, tras ser escolta 9 veces en los últimos 15 años, la UC alcanza la insólita cifra de 21 subcampeonatos, empatando en este extraño ranking de con otro equipo quemado, el Brujas belga. ¿Record mundial? Para nada: ese título está reservado a las ligas bicéfalas como la uruguaya (Nacional suma 35 segundos puestos), escocesa (Celtic, 31) o paraguaya (Cerro Porteño, 30).

Para terminar, seamos justos: para ser segundos hay que pelear títulos, y eso siempre será mejor que vivir marcando el paso.

Fotos: revista Estadio.

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