PUNTERO FANTASMA

Arica, siempre tan lejos de Chile

Vemos a una selección local anotándole a Colo Colo a estadio lleno en 1968. Abajo, la crónica del campeonato juvenil en Arica en 1963.

Arica Colo Colo 1968
Archivo

Terminado el Mundial de 1962, un cachito quedó botado en el norte. Un estadio, para ser más precisos: el Carlos Dittborn de Arica, joyita recién construida por la “Junta de Adelanto” local y que fácilmente podía acoger a 20 mil espectadores.

Por desgracia, ahí no se iba a jugar fútbol profesional.

Un elefante blanco en Arica

La idea de que equipos de la zona central viajaran más de 2 mil km para jugar fin de semana por medio resultaba entonces simplemente una quimera. El límite norte del fútbol chileno era La Serena, el límite sur era Temuco y punto.

Para todos, parecía casi imposible solventar los traslados al desierto. Y así el flamante campo ariqueño se convirtió en un elefante blanco que de vez en cuando se llenaba con ocasión de campeonatos amateurs o visitas ilustres.

En la foto que abre la nota vemos, por ejemplo, a una selección local anotándole a Colo Colo a estadio lleno en 1968. Abajo, la crónica del campeonato juvenil jugado a tablero vuelto en Arica en 1963.

Arica 1963

Recién en 1966, gracias al compromiso de la ciudad entera, Antofagasta pudo sumarse al profesionalismo y estrenó el Norte Grande para nuestra estructura de torneos. Para aceptar al Antofagasta Portuario, sin embargo, la dirigencia central decidió estrujar al nuevo club exigiéndole que le pagara a cada visita viajes aéreos, estadía y la mitad de la recaudación: una locura.

Las plazas de más al norte sabían que debían cancelar ese tributo para soñar con un cupo en Segunda División. Aún así, Arica e Iquique -y también Calama- mantuvieron la ilusión durante más de una década. Muchas veces intentaron postular al Ascenso; como no ofrecían la plata suficiente, sistemáticamente fueron rechazadas.

El estadio ariqueño debería esperar más de 15 años para ver la disputa del “fútbol de verdad” en sus pastos. Recién en 1978 un club local logró ser aceptado en la Segunda División en la extraña calidad de “invitado”. Desde entonces la ciudad ha sido en efecto una tremenda plaza; su enorme potencial, por desgracia, casi no ha sido explotado por la propia dirigencia central. Eso ya lo revisaremos.

Fotos: Archivo revista Gol y Gol.


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