Durante los días 28, 29 y 30 de mayo de 2018, el Teatro Coliseo de Santiago se transformó en un santuario para los seguidores de Deftones. Con entradas agotadas y un ambiente cargado de expectación, la banda de Sacramento volvía a Chile desde 2015, para un concierto especial, íntimo y poderoso. Que rápidamente se grabó en la memoria de los fanáticos como una de sus visitas más intensas al país.
Hoy, con el anuncio de su regreso como headliners de Lollapalooza 2026, aquel recital adquiere un nuevo peso. Fue la última vez que el grupo mostró de cerca su dualidad única entre brutalidad sonora y sensibilidad atmosférica. (Recordando un poco a su último trabajo de estudio)
En 2018, Deftones se encontraba aun girando en torno a Gore (2016), un álbum que había dividido a parte de su base de fans por su carácter más atmosférico y experimental. Sin embargo, para su en vivo en Chile, los californianos tocaron sus mayores hits. «Korea» del aclamado White Pony, fue el tema que abrió la jornada de la primera noche. Dejó en claro desde el arranque que el Coliseo sería testigo de un viaje que oscilaba entre la agresión y la melancolía. Canciones de su último LP en ese entonces «Koi No Yokan» como «Tempest» y «Swerve City» también se hicieron presentes, mostrando que la banda estaba orgullosa de esa etapa creativa.
Noches cargadas de clásicos infaltables
Pero fueron los clásicos de Around The Fur, los que terminaron por encender la llama en Santiago. «My Own Summer (Shove It)» desató el primer gran estallido colectivo, con coros que se extendieron por todo el recinto. «Be Quiet and Drive (Far Away)» entregó uno de los momentos más emotivos de la noche, con el público cantando cada verso en unísono hipnótico. Luego llegó el momento de pausa antes de que el Coliseo explotara con los acordes de «Change (In the House of Flies)», quizás el instante más coreado de la velada.
El setlist no dejó espacio para la indiferencia: piezas como «Rocket Skates», «Knife Prty», «Sextape» y «Digital Bath» fueron recibidas en las noches venideras. Con una energía que oscilaba entre la violencia del público y el trance colectivo durante las 3 noches. El cierre con «7 words» en la tercera noche, fue la catarsis final: un estallido de guitarras y voces que dejó al público exhausto y extasiado tras casi dos horas de música.
Una recepción que siente nostalgica
La recepción de aquel concierto fue unánime. Tanto la prensa local como los fanáticos destacaron la intensidad de la presentación y la conexión casi espiritual que se generó en un recinto de capacidad acotada, que favoreció la cercanía entre banda y público. Medios especializados hablaron de un show «más real de lo que nos rodea«. Mientras que, en redes sociales se multiplicaron los testimonios de quienes aseguraban haber asistido a «el mejor recital de sus vidas».
Hoy, a la luz de su regreso como uno de los números principales de Lollapalooza Chile 2026, el recuerdo de esa noche de 2018 cobra una dimensión especial. Si entonces Deftones ofreció un espectáculo íntimo y cargado de intensidad en el Coliseo, lo que se viene ahora es la consagración definitiva en un escenario masivo. Lo que alguna vez fue un ritual bajo techo, pronto se expandirá a un encuentro multitudinario. Donde miles de fanáticos volverán a corear himnos que ya son parte de la memoria generacional del rock alternativo.
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