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David Bowie guardaba su orina en el refrigerador por miedo a Jimmy Page

Bowie creía que el guitarrista de Led Zeppelin con la ayuda de un aquelarre iban a usar sus líquidos para darle vida al Anticristo.

Bowie Y Page
Getty Images

En la década de 1970, varios íconos de la música compartieron un particular interés por las creencias esotéricas. Entre ellos David Bowie y Jimy Page, que adoptaron las enseñanzas de Aleister Crowley. Gurú del ocultismo, filósofo, mago, poeta y pintor, Crowley enorgullecía llamarse «el hombre más malvado del mundo».

Pero la relación entre ambos se agrió tanto, que a Bowie le pasó la cuenta este pasatiempo (la droga tambien, digámoslo) y terminó desconfiando de Page.

En este contexto, una de las anécdotas más extrañas que tienen ambos, es cuando el artista empezó a almacenar su orina en un refrigerador. ¿La razón? Juraba que el guitarrista y un aquelarre satánico estaban planeando robarle sus fluidos corporales para crear al Anticristo.

David Bowie y el ocultismo

Bowie y Page se conocieron en 1965, cuando la banda de Bowie, The Manish Boys, contrató a Page como guitarrista de sesión. Así es cómo el ex Led Zeppelin tocó para la versión de «I Pity the Fool», originalmente de Bobby Bland, por ejemplo. La pareja hablaba muy bien el uno del otro en aquella época, pero el vínculo que tenían dio un giro más oscuro una noche de febrero de 1975.

Page se reunió con Bowie y la cantante estadounidense Ava Cherry para tomar unas copas en la casa del «Duque Blanco», en Manhattan. Deadsound recopila que «el ambiente entre las dos superestrellas inglesas era ‘tenso’ esa noche, y empeoró cuando Page derramó vino sobre unos cojines de seda y trató de culpar a Cherry. En ese momento, Bowie, supuestamente, decidió que era hora de que el guitarrista de Led Zeppelin se marchara y le dijo a Page: ‘¿Por qué no te vas por la ventana?'».

«Los dos se miraron fijo. Page parecía estar invocando fuerzas oscuras contra David, quien a su vez quería demostrar a Jimmy que su voluntad era más fuerte», cuenta Cherry para la biografía de Bowie escrita por Paul Trynka.

Bowie ya conocía a Aleister Crowley, lo nombra incluso en «Quicksand», del álbum Hunky Dory (1971). Sin embargo, el miedo de que el conocimiento superior de Page sobre Crowley le diera un dominio más poderoso de las artes oscuras, lo llevaron a obsesionarse con el gurú y volverse todo un paranoico.


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