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RESEÑA // «Loki»: un glorioso propósito de redención y locura

La tercera serie de Marvel Studios logra conjugar la continuidad del MCU con una entrega original y completamente diferente, abriendo posibilidades infinitas hacia el futuro.

Loki

“Loki” prometía desde su anuncio en la Comic-Con de San Diego en 2019. Saber qué pasaba con el dios de las mentiras tras haberse robado el Teseracto en “Avengers: Endgame” era el gancho suficiente para volver a ver a Tom Hiddleston en el villano más querido por los fanáticos del Universo Cinematográfico de Marvel. Y lo que terminó hoy como su primera temporada deja la vara muy alta no solo para lo que nos espera, sino que para el futuro completo del MCU.

Para un universo cohesionado que cuenta hasta la fecha con 24 películas y 3 series estrenadas, se le hace complicado no repetirse. Ya hay una fórmula ganadora a la hora de contar historias, hacer referencias al material original de los comics y, sobre todo, mantener las cosas sencillas, como le gusta al CEO Kevin Feige. Pero en “Loki” hay riesgo narrativo y un balance perfecto entre la acción marca registrada del MCU y respiro suficiente para hacer crecer personajes. Todo gracias a la hábil dirección de Kate Herron y a los guiones de Michael Waldron, quien también es el productor ejecutivo. Ojo con Waldron, quien también firmó el guion de la próxima “Doctor Strange and the Multiverse of Madness”. Tanto la serie como la película están conectadas.

Pero en lo que “Loki” va un paso más allá es en el desarrollo íntegro del dios de las mentiras. De ser el villano entrañable que se ganó los corazones del público en una década de películas, ahora con su serie propia lo vemos evolucionar como nunca antes lo imaginamos. El Loki de esta serie tiene múltiples capas, se emociona, sufre y evoluciona en un antihéroe al que todos apoyamos. En esta búsqueda destaca el elenco, que complementan un brillante Owen Wilson y una sorprendente Sophia Di Martino como Sylvie, una variante de Loki. Sus interacciones con Hiddleston exudan carisma y son sencillamente inspiradoras. Mención aparte también para las otras variantes de Loki, en especial la del clásico que interpreta Richard E. Grant, sólido en mostrarnos a un dios de las mentiras más viejo, experimentado y redimido.

El trabajo en cámara de “Loki” nos muestra a una TVA sacada del imaginario de Terry Gilliam, pero también con mucho del Mago de Oz. Nada es lo que parece en este relato y hay que estar atento permanentemente a los detalles. Se disfrutan las segundas y terceras revisiones a los capítulos que solo se enriquecieron gracias a la entrega semanal; esa que tenía a los fans tomándose las redes sociales elucubrando teorías y viendo si se iban cumpliendo a mediad que avanzaban los días.

Y como pasa pocas veces, estas teorías fueron confirmadas hacia el final de “Loki”. Sin adelantar mucho, ya tenemos certezas sobre lo que pueda hacer el MCU en los siguientes años, dentro de las rutas infinitas que abrió este desenlace con un gancho irresistible: habrá segunda temporada. Y vaya que la necesitaremos. El Multiverso ya es una realidad en lo que nos plantea Marvel Studios y solo queda disfrutar.

Esa es la gran gracia que tiene “Loki” como serie. Y es en su originalidad donde descansa su éxito y el mundo de posibilidades que nos abre para el futuro. Un glorioso propósito de redención y gloria.


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