Hoy en Palabras Sacan Palabras conversamos con René Cortazar, exministro de Estado y actual candidato a la Convención Constituyente por el distrito 8.
Precisa que nunca se había presentado para una elección, y confiesa que en la previa de la que se celebra este 11 de abril se ha “convencido de un diagnóstico –que compartía antes de empezar mi campaña de constituyente- de que estamos en un momento malo (…). La mala calidad de la política es la causa del deterioro que hemos tenido”.
“Cuando tienes 15 partidos en la cámara de diputados enfrentándose todo el día, las personas captan bien que es muy difícil construir los entendimientos necesarios para resolver los problemas, y la dificultad para gobernar seguirá ahí. La única solución es una reforma política de fondo, o como dicen los gasfíteres: entrar a picar. Y esto no es posible hacerlo hoy en el parlamento”, continúa Cortázar.
La plata y el modelo
Consultado por los aportes a su campaña, que hasta el 12 de febrero según La Tercera eran poco más de $36 millones, el exministro explica que “tenemos una ley electoral que fijó precisamente las reglas del juego en esta materia, y lo hizo con mucha precisión (…). Yo trabajé, y para nadie es un misterio, dirigiendo dos canales de televisión y también en el ámbito de la empresa y no creo que eso me invalide para nada”.
Lo anterior lo dice porque uno de los principales “mecenas” del candidato es un privado, a lo que René Cortazar responde que “todos los chilenos estamos vinculados en un 90% a empresas, pero eso no nos quita la identidad personal. No es que cuando tomamos una acción a nivel personal represento a la identidad financiera (…). Los aportes son todos públicos y dentro del marco de la ley. Son personas con las que he trabajado y estiman que puedo hacer una porte a la Convención Constitucional”.
Y ¿cambiaría el modelo en esta eventual nueva carta fundamental? “¿Por qué nosotros como generación vamos a congelar el modelo?”, contra pregunta el candidato a constituyente. “Lo que tiene que hacer una constitución es buscar un entendimiento en las reglas del juego más fundamentales, y que permitan la diversidad (…). Eso (el modelo económico) es para las leyes, los gobiernos, ahí manda la mayoría. La constitución es la casa de todos, no de la mayoría, de todos”, concluye.