MALDITO ROCK AND ROLL

RESEÑA // «The Dirt»: Ni la superficie de la calle de Mötley Crüe

La biopic estrenada en Netflix decepciona sintetizando un relato que en las páginas de un libro es de lo más entretenido que puedes leer, pero que en pantalla resulta imperdonablemente aburrido.

La biopic estrenada en Netflix decepciona sintetizando un relato que en las páginas de un libro es de lo más entretenido que puedes leer, pero que en pantalla resulta imperdonablemente aburrido.

Por Héctor Muñoz Tapia

Definitivamente estamos en fiebre de biopics. «Bohemian Rhapsody», con la historia de Queen y Freddie Mercury, se impuso en todo el mundo y brilló en temporada de premios de la industria, y a fines de mayo se viene «Rocketman», la historia de Elton John que no evadirá aspectos más rudos de la vida del cantante. Por eso, no es de extrañar que vayan saliendo películas biográficas cada vez más seguido.

Seamos sinceros: las biopics de música casi siempre quedan al debe. Independiente de las licencias biográficas que se entienden en pos de la narrativa, lo que nunca deben dejar de lado es su razón principal de existir: la música. Tanto «Ray» como «Walk The Line» lograron retratar los procesos de Ray Charles y Johnny Cash respectivamente, y «I’m Not There» optó por un relato en el que multiplicó las facetas de Bob Dylan con diferentes personajes y actores, acercándose con más precisión a un artista que cambia todo el tiempo. Y la aclamada cinta sobre Freddie Mercury que le dio Oscar a Rami Malek por Mejor Actor gracias a su interpretación tampoco eludió este aspecto. Lamentablemente, no es el caso de «The Dirt», la recién estrenada cinta de Netflix sobre Mötley Crüe.

¿Era necesario hacer un relato en profundidad de una de las bandas más callejeras que haya os visto en la historia del rock?  El libro biográfico «The Dirt: Confessions of the World’s Most Notorious Rock Band» debe ser uno de los relatos más entretenidos con los que te puedes topar en la bibliografía de la historia del rock. Contado por la propia banda, no escatima detalles escabrosos y delirante sobre un grupo que llevó el concepto de «sexo, drogas y rock and roll» lo más lejos posible, dejando a los Rolling Stones como señores bien portados. No hay sutilezas para Vince Neil (Daniel Webber), Nikki Sixx (Douglas Booth), Tommy Lee (Colson Baker) y Mick Mars (Iwan Rheon). Todo es un exceso, todo es vulgar y pendenciero, pero, especialmente, todo es delirantemente divertido, casi como si fuesen personajes de caricatura. Pero no, esto pasó y es lo que ellos mismos cuentan.

Pero en «The Dirt» ni siquiera escarbamos esa atractiva superficie. La cinta dirigida por Jeff Tremaine está mucho más cerca de una cinta de TV de bajo presupuesto que algo que podamos ver en una sala de cine, de esas con las que nos topábamos en el cable hechas para VH1, como un entretenido episodio de The E! True Hollywood Story» o esos documentales tipo «Behind The Music». En «The Dirt» se exalta la trinidad del rock pero con tendencia al exceso por el exceso mismo y a un mero regodeo autocomplaciente que, en estos tiempos, se convierte en un aspecto penoso que ni siquiera cabe como una parodia o una sátira con visión.

En «The Dirt» todo resulta tan torpe, obvio e involuntariamente gracioso que jamás encontrarnos algo verdaderamente provocativo en un relato construido de forma simple y elemental. Las discusiones son se sienten reales, los conflictos no se sienten tan determinantes y el ascenso a la fama lo vemos con un foco demasiado superficial. En verdad, nunca vemos al cuarteto sacando chispas como la banda que se tomó el mundo desde los bares de Los Angeles en los 80. Se dice, pero no se hace ni se ve.

Quizás el mayor crimen de «The Dirt» radica en que la música, que debería tener un papel protagónico, no lo tiene. No pasamos más allá de la ´primera vez que ensayan juntos y que se presentan ante el público. Acá no hay discusiones creativas, no hay muchas secuencias de la banda en vivo, tocando y creando a partir de la destrucción que se convirtió en su credo. Esa historia es entretenida, y acá ni siquiera es retratada como se merece.

Es lamentable, porque «The Dirt» baja el estándar de un género que de por sí no da mucho paño que cortar. Es una lástima que lo que es un relato de sobrevivencia frente a los excesos propios de la cultura pop de occidente se refleje en un pálido espejo, en una caricatura mal hecha. ¿Habrá funcionado más como una miniserie que como una película? Es probable, queda corta a la hora de retratar con más profundidad y darle un sentido. Le falta calle y riesgo, precisamente lo que Mötley Crüe siempre ha tenido y por lo que se ganó su lugar en la historia del rock.


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