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Editorial de Freddy Stock, jueves 04 de diciembre.

Se va Pepe Mujica… En pocos meses, el carismático Presidente uruguayo le entregará su puesto a su compañero de partido, Tabaré Vásquez, dejando, eso sí, una serie de pensamientos y actitudes que no son propias de quienes detentan el poder. Tildado por la prensa internacional como el “Presidente más pobre del mundo”, Pepe Mujica encantó al planeta con su estilo austero, directo. Ese que lo hace vivir en una chacra en las afueras de Montevideo, que lo motiva a donar gran parte de su sueldo porque –decía- no podía ganar tanto respecto de los que viven con el salario mínimo. O moviéndose arriba de un Volkswagen escarabajo de color celeste que se transformó en un icono de su “humildad” que es casi lo mismo que decir “humanidad”.

Precisamente, habló de ese automóvil en una entrevista que le dio a la BBC en su chacra de Montevideo. Sobre el millón de dólares que un jeque árabe le ofreció por él en una cumbre internacional en Bolivia, Pepe Mujica  señaló que se negó a venderlo porque, «A esta gente de repente se les ocurre hasta comprar un par de zapatos de tu abuelo… son excentricidades».

Y sobre la intriga que provoca su relación con el dinero y el poder se muestra entre molesto y sorprendido. «Eso me preocupa bastante, me preocupa por cómo anda el mundo», dice. «¿Qué es lo que le llama la atención al mundo? Que vivo con poca cosa, una casa simple, que ando en un autito viejo, esas son las novedades? Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal», alega Mujica. Y añade: «Yo vivo como vive la mayoría de mi pueblo, en la política lo normal tendría que ser mi forma de vida».

Son pensamientos de un hombre de 79 años que puso a su país, de 4 millones de habitantes, en el mapa del mundo. Y que llevó a la política a un terreno que nunca debiera dejar de transitar: el de su propio pueblo… Bienvenidos a Palabras sacan palabras…


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