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Valporno: Historias de sexo, drogas y rock and roll

Patricio Jara comenta el libro debut de Natalia Berbelagua.

Es de esa clase de libros de cuentos que aparecen muy rara vez. Y cuando ocurre no puedes sino sentirte afortunado de leerlo. En este caso, se trata de Valporno, el debut de Natalia Berbelagua (1985) quien destaca por la crudeza de sus historias como bien se advierte desde el título. Valporno es un concepto potente, una palabra notable. Pero lo porno no es sólo el sexo in your face (que también hay) sino tiene que ver con una manera de mostrar la realidad y una manera de hablar de ciertas cosas.

Algunas de sus historias no tienen más de cuatro páginas, lo suficiente, en todo caso, para conocer a chicas que, luego de un trago de aguardiente, se erotizan con los pies de hombres extraños; a parejas que juegan con la comida hasta que el cuerpo no aguanta más; a mujeres que son testigos del horror que albergan los baños públicos o bien a otras que enfrentan los excesos de una parrillada popular como si se tratara de una iniciación sexual.

“Las longanizas y el vacuno eran lo de mejor aspecto en esa higuera de partes sangrienta”, dice la protagonista de “Los interiores”. “Las disfruté con tanto gusto que quise ir por más. Tomé una larga tira de chunchules que me figuré unas trenzas para coser a las cabezas de mis muñecas. La agarré entre las manos y comencé a introducírmela en la boca como si fuera un tallarín. Llegué hasta más debajo de las amígdalas y luego vinieron los vómitos”.

Natalia Berbelagua tiene una escritura precisa, seca, al hueso, lo que no impide que utilice varios litros de humor negro. Hay pocas autoras nacionales que tengan su dureza a la hora de construir ciertas escenas.

Pero en el libro hay también otra clase de textos, más extensos y jugados, como “La comunidad del azote”. Aquí cuenta las andanzas de un grupo de mujeres jóvenes dispuestas a cumplir la fantasía del macho castigado. Para ello se preparan física y sicológicamente en la práctica de toda clase de agresiones físicas y sicológicas a la espera de hallar candidato ideal: Valentina se ejercitará humillando a su novio; Tatiana deberá llegar a su casa con perfume de hombre en la ropa; Paulina esconderá los remedios de su conviviente y los cambiará por otros; María eructará sin freno en las comidas con su suegra, mientras que Agnes llegará ebria a casa acompañada de desconocidos dispuestos a seguir la farra. “Dar el primer golpe es fácil, lo difícil es detenerse, y nadie debía resultar muerto”, reflexiona una integrante de la comunidad. Sin embargo, luego de sus primeras aventuras las azotadoras se dan cuenta de que las cosas se les escaparon de las manos.

Valporno es un libro rockero, sin duda. Pero no por la pose cliché, sino por su capacidad de ir al frente y subir el volumen para decir aquellas cosas que no a todo el mundo le gusta escuchar.

GANADORA DE EJEMPLAR DE VALPORNO: PAULY CALDERÓN


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