Hace cerca de una hora que se confirmó el triste fallecimiento de Perry Bamonte, quien fue tecladista y guitarrista de The Cure desde 1990. Nominalmente, un músico de apoyo. Esencialmente, el encargado de resolver la tarea de darle cuerpo a la nueva era de The Cure: La que demostró no estar interesada en superar el techo para el rock gótico que fue Disintegration.
El primer disco en el que Bamonte entró a tocar guitarra fue Wish. No es exactamente el mejor disco de The Cure. Menos el más adelantado. Pero lo que sí es seguro es su rol como artefacto pivotal entre la esencia ochentera de la banda y la de la última década del siglo. Habiendo materializado el que probablemente sea el disco más importante y ambicioso de la historia del rock gótico y -por extensión- de toda la década de los ochenta, a The Cure aparentemente le apetecía volver a la búsqueda de sensibilidades ya exploradas en discos como el The Head On The Door. Sí, donde estaba esa raíz más cercana al jangle pop que les costó reiteradas comparaciones con The Smiths por parte de la prensa.
Esas en realidad no eran comparaciones, sino más bien la puesta en escena de una competencia falsa que la prensa ochentera necesitaba para darle tensión narrativa a su ídolos y la imagen pública de estos mismos.
La labor súbitamente protagónica de Bamonte
Wish recurre en varias canciones a algunos de los recursos que para ese entonces ya eran marca registrada de la banda. El guitarreo acústico por sobre el riff melódico, por ejemplo, ya venía desde el primer disco, Three Imaginary Boys. Publicado en 1979. Este, salvo excepciones, había sido desplazado por otros esquemas sonoros más cercanos a la cadencia pausada que la banda necesitaba para dar con las canciones más maximalistas.
En esencia, era trabajo de Bamonte y no de otra persona. Esas guitarras que asaltan las bases son suyas. Esa firma jangle pop que es tan propia de los primeros discos de R.E.M. o de la obra de The Smiths es de Bamonte. El disco más representativo del jangle pop para las masas y el que le brindó a The Cure la imposible chapa de superar su canción más conocida por otra aún más (‘Boys Don’t Cry’ por ‘Friday I’m In Love’). Sin contar las canciones de The Cure que no dejaron de mirar el maximalismo de su propia escuela, como ‘Open’ o ‘From The Edge of The Deep Green Sea’.
No era una tarea fácil.
Los músicos de The Cure en relación a su vocalista
The Cure es de esos proyectos basados en una personalidad. Está claro. Al menos así están inscritos en la cultura popular. Existe también una aproximación de fanáticos a la banda que, naturalmente, resuelve develar otros nombre igual o más importantes que el de Robert Smith. El culto a la personalidad no es exactamente la forma más interesante de discutir la música, pero cuando una banda como The Cure ya había resuelto dar con una especia de formato big band a lo Rolling Stones para dar con discos como Kiss Me Kiss Me Kiss Me quizá no estaría nada de mal revisar quien se tuvo que hacer cargo de los golpes de timón.
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