A mediados de los años 80, cuando el rock argentino buscaba nuevos caminos después de la dictadura, Sumo apareció como algo distinto a todo lo demás. Mezcló dub, punk, reggae y funk, con letras en inglés, español e italiano, sin pedir permiso ni seguir reglas. Al frente, Luca Prodan hacía de cada show un momento único, intenso y a la vez frágil.
Sumo no fue solo una banda: fue una manera de pararse frente al mundo. Estas diez canciones son apenas una primera puerta a un universo que todavía hoy se resiste a las etiquetas y a lo cómodo. Y eso, en tiempos de fórmulas repetidas, vale muchísimo.
Este especial no busca ordenar ese desorden, sino festejarlo. Diez canciones que reúnen la fuerza musical, el humor filoso y el riesgo constante que definieron a Sumo. Un recorrido para volver a escuchar —o descubrir— por qué su música sigue siendo incómoda, distinta y necesaria.
La rubia tarada
El golpe inicial. Sarcasmo filoso, groove irresistible y una radiografía despiadada de la frivolidad urbana. Sumo entra al mainstream pateando la puerta.
Don’t Cry
Minimalismo, tensión y una interpretación vocal que quema por dentro. El costado más introspectivo de la banda, sostenido por un clima hipnótico.
Los viejos vinagres
Crítica generacional sin solemnidad, con un riff seco y una letra que se volvió consigna. Sumo hablando de poder, resentimiento y decadencia sin bajar línea.
Divididos por la felicidad
Punk, ironía y velocidad. Una canción que resume la sensación de choque permanente entre deseo y realidad en la Argentina de los 80.
Kaya
El pulso reggae-dub que Luca trajo desde Europa, convertido en ritual colectivo. Relajada en la forma, profunda en el espíritu.
Mañana en el Abasto
Crónica urbana, casi cinematográfica. Un retrato de Buenos Aires áspera y nocturna, donde cada verso parece una postal en blanco y negro.
No acabes
Oscura, densa, inquietante. Sumo explora el lado más sombrío del deseo, con una tensión que nunca termina de resolverse.
Estallando desde el océano
Una de las cumbres poéticas de la banda. Melancólica, expansiva y profundamente emocional, con un clima que envuelve y deja marca.
TV Caliente
Funk sucio y actitud provocadora. Una burla feroz al consumo pasivo y a la cultura televisiva, cuando la TV todavía era reina absoluta.
El ojo blindado
Cierre perfecto para el recorrido: intensidad rockera, letra abierta y un espíritu combativo que sigue resonando hoy. Sumo en estado puro.
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