Noticias

Judas Priest en el centro de la tormenta: la letra que unos padres consideraron responsable de una tragedia

El 23 de diciembre de 1985, Raymond Belknap y James Vance le dieron un trágico desenlace a una noche de alcohol, drogas y música.

Hector Muñoz Tapia |

Judas Priest 1990 Juicio Getty Web

Judas Priest 1990 Juicio Getty Web

Una serie de hechos trágicos terminó con dos muertes y un juicio largo, caro y muy mediático. Dos jóvenes de Nevada, tras una noche de alcohol, drogas y música, fueron a un parque infantil y se dispararon el 23 de diciembre de 1985.

Las familias de los jóvenes —Raymond Belknap, de 18 años, que murió en el lugar, y James Vance, de 20, que quedó gravemente herido y vivió tres años más— buscaron respuestas a su dolor. Presentaron una demanda en la que afirmaban que ambos fueron empujados al suicidio por mensajes subliminales escondidos en el álbum «Stained Class» de Judas Priest. Unos cinco años después, los miembros de la banda tuvieron que defender su música en los tribunales. Este caso, junto con los problemas legales de 2 Live Crew ese mismo año, reflejó la preocupación de muchos padres por las letras del rock y el rap.

La libertad de expresión en la música ya había sido cuestionada antes. Como en el juicio contra Ozzy Osbourne, acusado de incitar al suicidio con la canción “Suicide Solution”. Sin embargo, el caso de Judas Priest avanzó por un detalle legal clave: el juez decidió no pronunciarse sobre si existían mensajes subliminales, pero afirmó que estos no son un discurso real y, por lo tanto, no están protegidos por la Primera Enmienda. “No sé qué son los mensajes subliminales, pero sé que no existen en esta música. Si quisiéramos manipular a la gente, les diríamos que compraran más discos, no que se suicidaran”, dijo mánager de la banda, dijo Bill Curbishley, antes del juicio.

Aun así, el caso llegó a juicio. El abogado de las familias publicó un artículo en Los Angeles Times donde calificó los supuestos mensajes —como “vamos a morir” o “hazlo”— como una “invasión de la privacidad”. También citó a Jimi Hendrix diciendo que la música puede hipnotizar a las personas y enviar mensajes al subconsciente. Esa cita se ha atribuido en otros lugares al hermano de Charles Manson, lo que mostró la falta de precisión del abogado. En un artículo para Skeptical Inquirer, el Dr. Timothy E. Moore, testigo de la defensa, recordó con humor que uno de los expertos de la acusación decía encontrar mensajes subliminales en galletas Ritz y la Capilla Sixtina. También en catálogos de Sears y el noticiero de la NBC. También afirmaba que “la ciencia es básicamente lo que uno puede hacer sin castigo”.

La coordinadora de la banda, Jayne Andrews, contó después que al principio los demandantes querían basar el caso en letras que ni siquiera existían. “Decían que la canción ‘Heroes End’ afirmaba que solo podías ser un héroe si te suicidabas. Cuando les mostramos la letra real —‘¿Por qué tienen que morir los héroes?’— cambiaron su argumento y hablaron de mensajes subliminales”, explicó. El guitarrista Glenn Tipton explicó que al reproducir sonidos al revés es fácil encontrar frases sin sentido que parecen reales. Contó que llevaron el disco a un estudio, lo pusieron al revés y encontraron frases absurdas como “dame una menta” o “ayúdame a conservar un trabajo”.

El testimonio más fuerte fue el de James Vance, quien dijo que mientras escuchaban a Judas Priest “recibieron un mensaje de suicidio y se cansaron de vivir”. En una carta posterior escribió que el alcohol y el heavy metal los habían dejado “fascinados”. El abogado de los Belknap afirmó que esta música se dirigía a jóvenes vulnerables, como quienes abandonaban la escuela o tenían problemas con drogas y alcohol. Y que por eso la banda debía ser más cuidadosa.

La defensa no negó que los jóvenes llevaran vidas difíciles. Pero señaló su entorno, sus problemas legales y su incapacidad para mantener trabajos estables. También criticó lo que llamó “ciencia basura”. “Un tribunal no es lugar para fantasías sobre poderes desconocidos de la mente humana”, dijo la abogada Suellen Fulstone. Aunque el caso parecía débil, el juicio duró más de un mes. El cantante Rob Halford recordó que pasaron seis semanas en un tribunal de Reno. Tuvo que cantar una canción a capela ante el juez. Según él, en ese momento el juez debió pensar que ninguna banda intenta matar a sus propios fans.

El caso fue finalmente desestimado, pero el juez Whitehead no fue del todo indulgente. En su fallo afirmó que sí había sonidos “subliminales”, pero que solo podían percibirse tras aislarlos y amplificarlos, y que una persona común no los notaría al escuchar el disco normalmente. Lo más importante para el juez fue determinar si esos mensajes podían provocar un suicidio. Señaló que ambos jóvenes ya tenían un alto riesgo y concluyó que la evidencia científica no demostraba que los estímulos subliminales pudieran causar una conducta tan extrema. Los únicos efectos probados eran ansiedad o tensión.

Al final, nadie quedó satisfecho. Las familias no lograron explicar la tragedia como resultado de una causa externa. Y la banda salió del juicio con sospechas sobre los “subliminales”.

Halford dijo después que fue muy duro escuchar que su música “mata jóvenes”. Aceptó que no a todos les gusta el heavy metal. Pero defendió que no es destructivo. Para él, el heavy metal es un apoyo que da placer y ayuda a superar momentos difíciles.

Lo más reciente

Kinmakirú presenta versión de “La Conquistada” como homenaje vivo al legado de Los Jaivas

Publicado un día después del histórico concierto de Los Jaivas en el Estadio Nacional, el cover marca el primer adelanto del próximo LP de Kinmakirú (2026) y se presenta como un viaje respetuoso, intenso y profundamente emotivo.

ENTREVISTA // Julián Peña, Casanova: “Hay gente que me dice ‘yo me casé con una canción tuya’, es súper emocionante”

Hablamos con el cantante de la banda que esta semana celebra 21 años de su primer disco con concierto y lanzamiento en vinilo.

Institución del rock sudamericano: Aterciopelados celebra nominación al Grammy con su single «Genes Rebeldes»

Esta nominación, por Genes Rebeldes, consolida el décimo álbum de Aterciopelados como una obra que enlaza raíces, experimentación y visión de futuro dentro del rock latino.

Salir de la versión móvil