No es que haya pocas bandas del tamaño descomunal de Iron Maiden que, igualmente, hagan un esfuerzo consciente por conservar cierta cautela y reserva frente a un mercado que exige exactamente lo contrario. En efecto, no hay ninguna otra. Parece una contradicción. Porque no deja de ser real que llenen estadios a lo largo del mundo a punta de giras que no vienen acompañadas de escenografías exactamente económicas. Pero sí, hay algo de esa contradicción que es real. La evidencia es su gira de medio siglo: Run For Your Lives.
Es un desplante del tamaño de proyectos como Kiss o Rammstein, pero de alguna forma dotándolo de una ejecución un tanto más reservada. Como dicen por ahí, el diablo está en los detalles. O en este caso, la bestia.
Entonces, la interrogante a la que poner el dedo encima gira en torno a qué es exactamente lo que hacen para ser una especie de nicho propio que mueve miles de personas y de millones de dólares todos los años. Aparentemente invisibles al gran canon de la cultura popular de maneras que le es inevitable a bandas que tienen la mitad de la edad de Iron Maiden y que hacen el doble de esfuerzo por acercarse a la caligrafía de fuego en la historia del rock y el metal. Son bandas más presentes.
No, no es que ‘Run To The Hills’ sea invisible a la población que, incluso, puede desconocer a Iron Maiden. Pero es cosa de revisar el setlist de sus respectivas giras. La última antes de Run For Your Lives fue una celebración doble de los discos Somewhere In Time y Senjutsu que -salvo ‘Wasted Years’- no digamos que están exactamente dotados de hits.
Aún así, los conciertos seguían siendo superproducciones para estadios donde podían permitirse cosas como tocar solo una canción de The Number Of The Beast o gastarse veinticinco minutos de corrido en temas nuevos de un disco no particularmente exitoso ni llamativo. Entonces, ¿cómo?
Quizá la respuesta está en que, fuera de algunas sagas literarias, no existe un producto cultural de nicho más astronómicamente gigante que Iron Maiden. Tanto así que llega a ser chocante tratarlos como producto de nicho. Más que serlo, ellos se disponen así.
Run For Your Lives
El setlist de la gira Run For Your Lives considera una particular atención a los discos con Paul Di’Anno, el cantante original de la banda que falleció el año pasado después de una triste carrera crepuscular tratando de llenar bares al perdedor del mundo cantando sobre una silla de ruedas para los fans más acérrimos de Iron Maiden (porque solo cantaba canciones de Iron Maiden). Ni siquiera tenía una banda soporte. Contrataba bandas tributo según el país que visitara. Que igual se puede reconocer que es una tendencia en otros personajes venidos a menos que alguna vez fueron parte de un gran proyecto de metal canónico.
El caso es que Iron Maiden le rinde tributo haciendo hincapié en algunos de los temas más rebuscados. Salen todas las noches a tocar frente a 50.000 personas y parten con ‘Murders In The Rue Morgue’. No les interesa darle el gusto a quienes van de paseo. Es un concierto de nerds, para nerds. No por nada adaptaron el poema épico clásico ‘Rime Of The Ancient Mariner’ en una canción de diez minutos para cerrar el Powerslave. Y es uno de los temas que eligieron por sobre varios hits para llenar los espacios de canciones en los conciertos de la gira de celebración por los cincuenta años. Un fenómeno fascinante para quienes lo ven de lejos y de cerca.
Narrativa propia
Este año, en colaboración con la editorial inglesa Thames & Hudson, publicaron el libro Infinite Dreams. Está claro que el nombre no es una coincidencia. Son seres humanos que les interesan temas determinados y hacen música en torno a eso. Lo que el mercado determine que debe rodearlo no necesariamente les incumbe.
Existe otra suerte de libro “oficial” con la historia de Iron Maiden que es el que escribió el mismo Bruce Dickinson, What does this button do?, que ni siquiera es una autobiografía del vocalista, sino más bien una suerte de recolección de memorias y consejos. Se han intentado publicar otros libros e incluso otros múltiples documentales sobre la banda. Desde la gira del Dance Of Death, ellos mismos comenzaron a producirlos y comercializarlos como material extra en su material de video. Su historia es suya.
Es curioso que bandas que son indiscutiblemente clásicas -menos, tanto o más que Iron Maiden– se vean en un constante esfuerzo por inscribirse como héroes del rock para sobrevivir en su carácter de veteranos, mientras que este proyecto tan cálido y cercano no. Incluso Steve Harris, bajista y verdadero líder de la banda, ha logrado levantar tocatas de su banda paralela British Lion en bares al alero de los estadios donde tocará Iron Maiden esa misma semana durante las últimas giras.
Alguna vez ellos mismos elevaron la pregunta en una canción que tributaba a uno de los Monty Python. Hoy la responden todos los días: sí se puede jugar con la locura.
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