Las 21 horas con 3 minutos del miércoles 19 de noviembre de 2025, quedarán marcadas en la retina. Y, sobre todo, en los oídos de las 64 mil personas que repletaron el Estadio Nacional y que comenzaban a vivir, para muchos, uno de los mejores conciertos de sus vidas.
Y es que mas allá del condimento principal que es el regreso después de 15 años de una de las bandas más grandes de la historia de la música, sumado a la potente escena de ver entrar a los hermanos Gallagher tomados de las manos mientras sonaba de fondo “Fuckin´ in the bushes” hizo que -desde el primer sonido de tambor- se desatara la locura entre un público multi generacional.
Esta cuarta vez de Oasisen Chile, fue arrolladora. Las guitarras crudas de Noel, más la impronta de un frontman que mantiene el rol del “chico malo” del barrio, pero con una empatía y comunicación constante con el público, que celebró cada uno de sus particulares movimientos y palabras.
Oasis, leyenda viva
Saben que son leyendas vivas. Que emocionan. Saben que sus fans son una especie de “Barra Brava” que no dejan de alentar los noventa minutos (más los treinta de descuentos en este caso). Dos horas donde los clásicos “Don´t look back in anger” “Morning glory” “Little by Little” “Stand by me” “Wonderwall” y “Champagne Supernova” fueron de las más coreadas. No olvidar a Pep Guardiola, que los “acompañó” en grandes partes del show (a modo de homenaje ) detrás de Noel, en un piano y con la bandera del Manchester City.
Por otra parte -rara vez- un telonero tiene un nivel lineal al de los estelares. Richard Ashcroft, ex líder de The Verve, otra de las bandas fundamentales del Rock alternativo de fines de los ochenta, fascinó con su voz característica (y que tantas veces ha sido premiada por ser pulcra con siete éxitos de su catalogo solista y grupal. Quizá, quien sabe, otro reencuentro podría estar gestándose…
Una noche mágica, llena de luces propias. Y donde -una vez más- la música unió. Fue la tregua perfecta para el Chile polarizado de hoy.
