Las estrellas del rock, en general, no son fans de las reglas. Esto aplica especialmente para Nirvana. Los íconos del grunge eran famosos por su antisistema, mostrando alegremente el dedo medio, literal o figurado, a cualquiera que consideraran corporativo, convencional o mediocre.
En el otro extremo del espectro, estaba Top of the Pops, el muy popular programa de televisión británico que se emitió semanalmente en la BBC de 1964 a 2006. Además de reproducir las canciones más populares, el programa presentaba a artistas interpretando sus grandes éxitos. Sin embargo, las estrictas reglas del programa significaban que la mayoría de los invitados no estaban realmente «actuando».En un esfuerzo por controlar cada faceta de la producción, Top of the Pops hacía que sus invitados musicales imitaran las canciones. Para los estirados ejecutivos de la cadena, el formato tenía sentido. ¿Cuál era el punto de arriesgarse a malas palabras, errores o actos inesperados de desafío cuando se puede mantener la previsibilidad haciendo que los artistas finjan una canción? Para una banda grunge de Seattle, no.
Nirvana iba a tocar en Top of the Pops el 25 de noviembre de 1991. Cuando la banda conoció las reglas de mímica del espectáculo, se quedaron atónitos. Los productores aceptaron que Kurt Cobain cantara sobre una pista de fondo, lo que significaba que su voz sería en vivo, pero la parte instrumental de la canción sería una grabación. Esta no era una estrategia nueva, ya que Top of the Pops lo había hecho en ocasiones para contentar a sus invitados. Sin embargo, en esta ocasión, les salió el tiro por la culata.
Cuando Nirvana apareció para tocar su gran éxito «Smells Like Teen Spirit», los espectadores percibieron de inmediato que la situación no era la adecuada. Ninguno de los tres tocaba correctamente sus respectivos instrumentos. Cobain sonreía con suficiencia mientras rasgueaba su guitarra como un robot, antes de apartar las manos por completo del instrumento. Krist Novoselic se echó el bajo por encima de la espalda y la cabeza, dejando claro que no estaba tocando. Mientras tanto, Dave Grohl aporreaba la batería y los platillos a propósito fuera de ritmo con la canción. Aun así, la pieza clave llegó cuando Cobain empezó a cantar.
En lugar de su tono habitual, el líder cantó en un barítono grave. Más tarde reconocería que intentaba imitar a Morrissey, el voluble cantante de The Smiths. Sorprendentemente, Cobain mantuvo este tono durante toda la actuación de Nirvana en Top of the Pops. Por momentos, le añadió un graznido, y en un momento dado, el líder se metió el micrófono en la boca.
La actuación terminó con la banda haciendo girar sus instrumentos mientras la pista de fondo seguía sonando: la puntuación final de algunos de los rompedores de reglas favoritos del rock.
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