Desde Temuco, la cuna de proyectos del nuevo rock chileno como Asia Menor o Panorama Local, se estrenó el pasado 7 de noviembre «Carne», el álbum debut de la banda Todos Mis Amigos Están Tristes.
La primera placa discográfica de esta banda recorre distintos momentos de los integrantes de la banda, con un mensaje centrado en la nostalgia, la exposición y la reconciliación personal. Todo comenzó en 2020 con las primeras maquetas de Antonio Quintana (guitarra, sintetizadores y voces). Desde ahí, la pandemia reunió a Antonio junto a Baltazar Cueto (guitarra y voz) y Rafael Massa (bajo y saxofón) en un momento que inicialmente surgió como instancias para distenderse, conversar y jugar videojuegos.
La pandemia cesó y a finales de 2022 el trío incorporó a Ariel Matteoda (batería y percusiones), dando forma por fin a Todos Mis Amigos Están Tristes. «Carne» consta de diez canciones, donde el rock alternativo conversa con el noise pop y referencias como The Smashing Pumpkins, Car Seat Headrest y Nirvana. En Nueva Escena de Radio Futuro conversamos con la banda sobre su álbum debut, sus inspiraciones y más.
¿Cómo fue el proceso de grabación y composición que dio vida a Carne?
BALTAZAR: «Las canciones tuvieron un largo lapsus. Maquetas desde 2020 en pandemia. Formamos la banda a mediados de 2023 y terminamos de armar las canciones a principio de 2024. Ariel estuvo 5 horas seguidas grabando la batería y después nosotros grabamos voces, guitarras y bajo en nuestras casas».
ANTONIO: «Estuvimos semanas encerrados. La cabina para las voces fue casera. Un closet tapado con sábanas. Fue entrete».
Se ha hablado sobre la temática del disco, mencionando mucho el desamor y exponer de forma sincera el pesimismo y la fuerza. ¿Cómo se llega a esa perspectiva?
ANTONIO: «El disco se escribió en un tiempo en el que todos estábamos aproblemados con cosas. La sensación de que no sabes qué estas haciendo y que estás haciendo todo sobre la marcha. He notado que se destaca mucho el tema del desamor, pero como pensamos el disco no habla mucho de relaciones amorosas. Es más como la frustración de uno mismo, de hacer las cosas mal o no de la mejor manera. No entenderse por completo. Hoy en día lo que se expresa en Carne es algo de lo que pudimos crecer. Estamos en otra a nivel personal, pero se siente mucho como un retrato de lo que fue este momento».
¿Cómo creen que sea tocar algo que emocionalmente corresponde a una época distinta respecto a la que viven ahora?
BALTAZAR: «Son varios temas que uno los trata para intentar superarlos. Siento que uno siempre termina volviendo a los mismos problemas, se hayan visto o no. Así que tampoco nos sentimos completamente desconectados. Además, yo como artista al tocar las canciones lo hago como un intérprete para que la música viva por sí sola. Soy una forma para que la música tenga forma material. Como un actor».
ANTONIO: «Hay una parte muy emocional, pero hay que ponerse en el mindset de ese tiempo para poder entregar la emocionalidad de forma genuina a la gente. La gente está esperando sentir una patá en la guata con las canciones más densas».
¿Qué les ha parecido el recibimiento del público a Carne?
ANTONIO: «Ha sido bonito. Personalmente, tenía un poco de miedo porque el disco no sigue tanto la tendencia del art rock, el post hardcore o el post rock, que es lo que la está rompiendo ahora. Teníamos poca certeza qué iba a pasar porque la estructura de las canciones es más noventera, más rock de tata (ríe). A la gente le gustó y fue bacán. Se logró el objetivo de que las últimas tres canciones te agarren a patadas en la guata y te hagan sentir así como… chucha».
¿Cómo influye ser de región y de Temuco en ustedes? Ir de Temuco hacia el mundo, vivir la escena temuquense.
ANTONIO: «Panorama Local para Temuco es un hito. Lo que pasó con Asia Menor también. Hay harta influencia más que sonora en la parada en la que estamos todos. La escena en Temuco se siente muy homogénea. Todos se conocen. Hay un sentimiento más de hermandad que quizás no está tan presente fuera, como he visto. No es malo, es algo que pasa con diferencias en densidad poblacional».
ARIEL: «Acá en Temuco se siente todo más familiar. El tiempo que viví en Santiago lo viví más ajeno. Sentí que no se movía tanto, que era más difícil pillar un lugar donde hubiera un colectivo. Acá todos se conocen y son contactos de todo y por lo mismo hay más apoyo».
ANTONIO: «También hay un sentimiento de pertenencia. Toda la gente vio crecer a bandas como Asia Menor o Panorama Local y nos están viendo crecer a nosotros, así que nosotros tenemos esa sensación de querer retribuir a la gente. Por lo mismo, para nosotros y para la gente se siente muy personal. Y nuestra forma de retribuir es entregar un buen material».
¿Qué tanto les marcó el momento post pandemia?
BALTAZAR: «En la pandemia mucha gente entró más a la música. Antes, era más común que uno escuchara lo mainstream, pero estando más aburrido que la cresta uno buscaba más. Descubrir tantas cosas hace que nazca esta necesidad de creatividad que creo que está presente en toda nuestra generación. Justo después de la pandemia, uno quería salir más con los amigos. En nuestro caso nos juntábamos a tocar nomás. Tocábamos covers de Nirvana y el Toño nos presentó sus maquetas. No teníamos pedales, sonábamos pésimo. Hasta que empezamos a sentir que sonábamos bien».
RAFAEL: «Con el Toño y el Balta nos conocíamos de pandemia y armamos este círculo un poco de antes. Los conocí en grupos de Discord y después nos juntamos porque nos gustaba la música. De ahí empezamos a armar la banda con el Ariel. Muchos grupos en la pandemia llegaron a círculos, comunidades en internet donde la gente se mueve mucho. Eso fue un buen aporte».
ANTONIO: «Hasta cierto punto, si no fuera por la pandemia, quizás no estaríamos acá haciendo música. Fun fact del instrumento del Rafa: Cuando empezamos a tocar con Balta, el Rafa no sabía tocar bajo. Pensábamos tocar saxofón con pedales. Yo me compré un bajo y le dije ‘ya Rafa… te lo presto indefinidamente, pero tienes que tocar con nosotros’».
RAFAEL: «De chico escuchaba harto electrónica, con la onda de los remixes y el vaporwave. Después de eso fui a caer a las canciones japonesas. Me gusta desde las voces hasta el ritmo. Como nunca tuve un instrumento rítmico como era el bajo en su momento no podía aprovechar ese gusto. Antes tocaba saxofón. Soy un saxofonista frustrado, muy frustrado. Así que Baltazar no me pidas que toque más saxo. Puedo hacerlo, pero no me lo pidas».
Hablemos de la portada del disco: ¿Cómo se relaciona con la temática musical? La primera vez que la vi me dio la sensación de estar expuesto, a raíz del conejo colgado.
Portada de ‘Carne’ de Todos Mis Amigos Están Tristes. Arte por Nicolás Salas (@nc.salas)
ANTONIO: «Justamente apela a eso. Pasamos por muchas variaciones de lo que queríamos. Un día Balta llega con un bosquejo de un conejo colgado. Nosotros tratamos de darle un significado y ahí parte el símbolo de los conejos. Es algo muy bonito, tierno. Pero a la vez es violento. Siempre está escapando de algo, en peligro, cuando está en su hábitat natural. El disco es eso: Sentirse expuesto. A nadie le gusta estar mal, sentirse mal y que cuando te miren todos sepan que estás mal. Eso de sentirse visto».
BALTAZAR: «La portada representa harto el tema de sentirse mal con el objetivo de poder aceptarlo. De eso se trata el disco al final. Hablamos de cosas incómodas, que quizás no nos gustaría que todo el mundo supiera. Pero está el objetivo de mostrar cosas que nos incomoden, salir de la zona de confort y poder avanzar. Eso se relaciona también con el nombre, ‘Carne’, que simboliza uno mismo».
ANTONIO: «A partir de ese bosquejo trabajamos con Nicolás Salas (@nc.salas). Él hizo las portadas y tiene un estilo medio tétrico. Se parece a lo que hace Trevor Henderson. Eso nos ayudó a hacer lo que queríamos hacer: Algo bonito que a la vez fuera inquietante. Que pudiéramos mostrar lo bonito en lo que pudiera ser muy visceral. El Nico nos manda este bosquejo con el marco. Nosotros en la carpeta de inspiraciones que teníamos para la portada estaba el backside del In Utero de Nirvana, que es una alfombra con flores y con fetos y partes del cuerpo. Es bonito pero tiene una cosa que descoloca y quisimos dar ese sentimiento. Si se pudiera dar un sentimiento a lo que hacemos es eso: Una incomodidad, no necesariamente mala».
¿Es Carne un disco pesimista? ¿Cómo llegaron al nombre?
ANTONIO: «El disco no es pesimista. No es un disco donde uno se sienta mal para siempre. Trata de hacer hincapié en que uno puede mejorar. El nombre vino porque un día estábamos hueviando con los cabros y yo, hablando como Spinetta, dije ‘ché, loco, todos somos carne’. Lo tiramos como chiste, le dimos vuelta a la idea y nos gustó. Ese sentimiento visceral. Queríamos llegar a algo visceral y, al mismo tiempo, bonito».
¿Cuál es la canción favorita de Carne para cada uno?
ARIEL: «Estoy entre ‘Puente Amarillo’ ‘Morderé mis labios hasta sangrar de la rabia’, pero me inclino más por ‘Puente Amarillo’».
RAFAEL: «‘A veces como yo quisiera ser’».
BALTAZAR: «‘Morderé mis labios hasta sangrar de la rabia’».
ANTONIO: «La seguidilla de ‘Cadenas’, ‘Directo’ y ‘Colapsó’».
Carne, el álbum, debut de Todos Mis Amigos Están Tristes, ya está disponible en Spotify y otras plataformas de streaming de música.
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