Si algo podía mejorar la expectativa de ver los éxitos de Toto en vivo en concierto en Chile, era que se trajeran un invitado especial como complemento de lujo. Y lo hicieron sumando nada menos que a Christopher Cross, un emblema de la música popular de los 80, contemporáneo al grupo y gran amigo de Steve Lukather, con quienes trabajaron juntos hace ya más de cuatro décadas.
Van a estar todos juntos el 11 de diciembre en el estadio Claro Arena (con entradas en Puntoticket), en una velada que se anticipa como un evento canónico para los seguidores de la música de esa época. Para conversar al respecto, nos comunicamos con Christopher Cross y de entrada nos comentó que sí, que estas canciones las disfrutan los antiguos fans, pero también ha habido un resurgimiento que los ha expuesto a nuevos públicos: “Soy amigo de los chicos de Toto desde hace casi 50 años, así que es genial estar con ellos y tocar música juntos. Participaron en muchos de mis discos, fueron los músicos de estudio en muchas de mis grabaciones. Y todo asunto del género conocido como Yacht Rock, que se ha popularizado tanto en Estados Unidos, nos ha catapultado a la fama. Las giras están funcionando de maravilla gracias a la gran exposición que ha tenido el yacht rock entre los jóvenes”.
-Efectivamente los une una gran amistad con Steve Lukather (guitarrista y líder de Toto), ¿cómo surgió?
-Nos conocemos desde siempre y creo que es un músico y compositor increíble, una gran influencia para mí. Como dije, él y Toto fueron los músicos de canciones como «Arthur’s Theme» y «All Right», y de muchas de mis canciones en aquella época, cuando solo hacían sesiones de grabación. Es genial ver cómo han evolucionado y se han convertido en grandes artistas por mérito propio.
Lo pasamos genial, es divertido, y creo que la música se complementa entre sí, así que está bien.
-Como decías, hay nuevas generaciones que se han acercado a esta música, ¿tienes alguna explicación para este fenómeno?
-La verdad es que no lo sé. Creo que, como decía, mucho tiene que ver con lo del yacht rock. Pero parece que hay un resurgimiento de todo esto con o sin lo del yacht rock. Gente como Michael McDonald, Steely Dan, Toto, Boz Scaggs y todos nosotros. Sin duda lo estamos disfrutando. Y la gente también. En vivo me dedico a tocar los éxitos. Toco esas canciones para la gente. Creo que está mal que los artistas no toquen las canciones que la gente quiere oír. Pero es obvio, por los doce discos que he grabado, que hay canciones que la gente nunca ha escuchado.
-¿Se puede equilibrar ambas cosas? Darle en el gusto a la gente y al mismo tiempo dar cabida al natural impulso de un músico de estar siempre haciendo canciones nuevas?
-Bueno, algunos artistas sienten cierto resentimiento hacia sus éxitos, ¿sabes? No quieren tener que tocarlos todas las noches. Prefieren interpretar canciones más recientes. Pero yo no soy así. Me siento muy agradecido de tener estas canciones. Son como si estuvieras cruzando el río y hubiera piedras en el agua sobre las que puedes apoyarte, porque la gente conoce las canciones. Creo que la mitad del público que llega a verme lo hacer porque sólo conoce esos hits, y hay otra parte del público que conoce toda mi carrera. Así que me siento muy afortunado de tener estas canciones tan conocidas. Por eso jamás dejaría de tocarlas en un concierto. Hay artistas que no piensan así. Creen que ya han tocado esa canción muchísimas veces. Pero a mí me encanta la respuesta del público cuando las toco y eso me da la confianza para tocar toda la noche. Si toco “Arthur’s theme” o “Sailing”, y luego toco una canción menos conocida, ya están dispuestos a escuchar algo más. Les digo a los asistentes al concierto: «Escuchen, vamos a tocar todas las canciones que quieren oír, pero también algunas que quizás no conozcan. Espero que las disfruten». Y algunos de ellos quizás lleguen a casa y se descarguen la canción de Spotify porque les gustó, ¿sabes?. Es una oportunidad para eso.
-Seguro. Hablemos ahora de tu carrera, que ha sido bastante extensa, partiste tocando la guitarra en los 70, antes de tu carrera solista, y ligado a estilos más duros. ¿Qué recuerdas de aquellos primeros días siendo un joven rockero donde sólo tenías tu guitarra?
-Bueno, en realidad empecé a los 12 años como baterista. Porque escuché a The Dave Brubeck Quartet. Mi padre me introdujo al jazz y empecé a tocar la batería durante unos seis años. Después me pasé a la guitarra porque escuché a los Beatles y pensé que debía intentar componer algunas canciones. Y claro, al principio me atrajo mucho la música pop inglesa y además los Beach Boys, que me gustaban mucho. Al principio tenía el pelo largo y era más de un rock tipo Led Zeppelin, Jeff Beck, Eric Clapton, todo eso. Pero mi voz no encajaba mucho con ese tipo de música. Ya sabes, no canto como Sammy Hagar. Ojalá lo hubiera hecho. Pero bueno, mi voz es más dulce, así que empecé a inclinarme por música más armónica, como la de los Beach Boys y los Everly Brothers, ese tipo de música. Mi estilo y mis intereses se volvieron más melódicos. Se centró más en las armonías y creo que musicalmente se volvió más sofisticada.
-En ese sentido, hay una historia genial que supimos hace poco, sobre la noche en que fuiste guitarrista de Deep Purple en su primer concierto en Estados Unidos, parchando a Ritchie Blackmore. ¿Cómo fue eso?
-Bueno, yo vivía en San Antonio, Texas y era conocido como músico local, como guitarrista. Deep Purple vino a dar su primer concierto en Estados Unidos y Ritchie Blackmore se enfermó. No pudo tocar. Así que tenían que decidir. ¿Cancelaban su primer concierto en Estados Unidos o tocaban? Era un club con capacidad para mil personas y el promotor del show le dijo a Deep Purple: “Oigan, hay un chico en la ciudad, un gran fan de Ritchie. Probablemente podría unirse y tocar”. La banda lo pensó y decidieron hacerlo. Me paré ahí y lo hicimos, yo me sabía los éxitos y además tocamos algo de blues, se sacó adelante la tarea. Curiosamente, la gente dirá: «Bueno, no hay fotos ni nada». Pero el telonero de esa noche fue Eric Johnson, el reconocido guitarrista de Texas. Él me sirve como prueba, es mi testigo. Somos muy buenos amigos. Estuvo ahí y vio todo. Pero Ritchie me llamó hace poco. Estaban haciendo un documental sobre él. Y dijo: “Mucha gente tocó con la banda, como (Jeff) Beck y (Eric) Clapton y muchos más, pero nadie me reemplazó nunca. Nadie me sustituyó así como lo hiciste. Y me gustaría que hablaras de ello en el documental”. Así que Ritchie está al tanto y lo recuerda. Es genial. Fue muy emocionante para mí, yo era un gran admirador de Ritchie y de su forma de tocar. Así que fue algo increíble, un poco loco. Yo estaba alucinado, es algo de lo que puedo presumir.
-Genial. Te preguntaba de eso porque esta es una radio de rock, acá la gente ama a Deep Purple. Y otra cosa que le gusta al público más rockero: la canción «Ride Like the Wind», que fue versionada por la banda británica de heavy metal Saxon en los 80. ¿Qué te parece esa versión? ¿Te gusta o no?
-Sí. Ha habido muchas versiones de esa canción. Creo que Saxon hizo un buen trabajo. Diría que no es tan diferente de la mía. Es decir, es más rockera, un poco más potente, pero sigue siendo la misma canción. Han salido versiones interesantes a lo largo de los años, como remixes bailables y cosas así, que son divertidas de escuchar. Pero Saxon, probablemente, fueron la primera banda en versionarla. Me siento muy halagado. Hicieron un trabajo excelente. Es que, estructuralmente, es muy parecida a la original.
-¿Cómo ves el hecho de que otros artistas de distinos estilos toquen tus canciones?
-Es genial. Creo que «Sailing» también ha sido versionada por muchísima gente. Y, ya sabes, algunas versiones son mejores que otras. Pero, por ejemplo, el grupo NSYNC grabó «Sailing» en su primer álbum y fue un éxito rotundo. Hice algunos conciertos con ellos y eso me acercó a un público más joven. Eso es lo mejor de que, por ejemplo, Will Ferrell hiciera una película llamada Anchorman y usaran «Ride Like the Wind». Siempre que las canciones se dan a conocer, ya sea por una versión o una película, a un público nuevo y más joven, es bueno. Porque hace que los jóvenes conozcan la música.
-De hecho, tú empezaste en una banda llamada Flash que era una banda de covers, ¿no? Es como si la historia se repitiera generación tras generación.
-Sí, Flash era una banda de covers, pero también empezamos a tocar mucha de mi propia música. Flash éramos de San Antonio y el mismo promotor Joe Miller que me dio la oportunidad de tocar con Deep Purple, también nos dio la oportunidad de telonear a Led Zeppelin, Jefferson Airplane y otras bandas geniales. Además, en esos conciertos tocaba mi propia música. Y era muy diferente a lo que hago ahora. Pero sí, Flash fue el comienzo de mi carrera como compositor y de ese tipo de aventura.
-Con décadas de carrera a cuestas, has visto muchas cosas diferentes en la industria musical. ¿Cómo ves lo que está pasando ahora mismo en la música popular? ¿Te gusta lo que se está haciendo ahora?
-Bueno, la verdad es que no escucho mucha música pop. Si voy a escuchar música, escucho a Steely Dan o a Joni Mitchell. La verdad es que escucho sobre todo jazz y música clásica. Pero sí diré esto: creo que hace años, en los Grammy, cuando existían por separado los premios a Grabación del Año y Canción del Año, siempre me preguntaba: ¿por qué lo hacen así? Si es lo mismo. Pero con el tiempo aprendí que Grabación del Año se centra más en la producción que en la canción. Y ahora, cada vez más, con estos artistas de R&B y pop y demás, todo gira en torno a la producción. Las canciones en sí, porque soy compositor. Crecí escuchando a Joni Mitchell, David Crosby, Jackson Browne, Randy Newman, Paul Simon, ya sabes. Así que me dedico a componer canciones. Y nunca se trató tanto sobre la producción. Lo primordial es la canción. Piensa en alguien como Burt Bacharach. Trabajé con Burt. Es un compositor increíble. Por eso es extraño. La música contemporánea, en gran parte, se centra más en la producción, y eso es lo que importa más que la canción y la letra en sí. Así que ya no me interesa tanto como antes. Como me dijo una vez Michael McDonald, uno debería poder sentarse al piano o a la guitarra y tocar una canción. Si es una canción, uno debería poder tocarla solo. Creo que tiene razón. Pero con mucha de la música nueva, no estoy seguro de que puedan sentarse y simplemente tocar una canción, sin todos esos artilugios. Aunque esta es solo la opinión de un viejo.
-Jejeje. Como decías al principio, todo este tipo de música que hacías tú y gente como Michael McDonald en algún momento recibió nombres como soft rock y otros. Y luego se le puso Yacht Rock. ¿Qué te parece ese concepto?
-Bueno, creo que lo del soft rock me parece bien. Pero creo que con el Yacht Rock todos tenemos una especie de relación de amor-odio. No nos gusta mucho el nombre porque para nosotros implica yates, oligarcas y gente con demasiado dinero. Pero los que crearon eso dicen que se trata más bien de denominar algo que es como lo mejor de lo mejor. Yo creo que están mintiendo, pero bueno. Mi hija hizo un documental, un documental sobre Yacht Rock. Y creo que ha sido genial porque ha dado mucha visibilidad a nuestra música hacia un público más joven, el que vemos ahora en los conciertos. Lo único es que me gustaría que las emisoras de Yacht Rock pusieran más que nuestros primeros éxitos. Podrían poner canciones de etapas posteriores de nuestras carreras. Piensa en Toto, que han sacado discos increíbles. Y estaría bien que esas emisoras dijeran: “Oye, esto no es Rosanna, pero es un tema del sexto o séptimo disco de Toto”. “Aquí tienen una canción del cuarto disco de Christopher Cross” o “del primero de Michael McDonald”. Así podrían usar el poder del Yacht Rock para dar a conocer toda nuestra música a esos fans. Pero no lo hacen. Todo se centra en “What a fool believes”, “Sailing”, esas canciones. Esa es mi mayor queja. Pero estoy muy agradecido de que nos haya dado esta visibilidad. Como te decía, Toto y yo llevamos un tiempo de gira juntos y estamos tocando para grandes audiencias, lo cual es maravilloso y es como una consecuencia de lo que pasó ahí.
-Hablando de canciones y algunas anécdotas divertidas, ¿estás al tanto de que tu canción «All Right» se conoce aquí en Latinoamérica como «Pingüino Rodríguez»? Porque el estribillo parece que dijera eso en español. Se ha extendido mucho.
-No, no lo sabía. Pero tengo una canción de mi cuarto o quinto álbum, creo. Que en inglés se llama “Open up my window”, pero lo tradujimos a «Abro Mi Ventana». Así que la tocaré en los conciertos y la cantaré en español, a dúo con uno de mis cantantes. Es nuestra forma de agradecer a quienes cantan en nuestro idioma. No somos muy buenos con el español, pero lo hacemos con buena intención. No conocía eso que dices de “All Right”. Tendré que comprobarlo. Quizá pueda cantar uno de los estribillos así. Pero bueno, como sea, canto una canción en español en el show. Me crié en Texas y allí hay mucha cultura hispana. Así que crecí hablando español. Es curioso, sin embargo, que cuando canto la canción en español, veo a mucha gente del público sonriendo. Creo que en parte lo disfrutan, pero en parte se ríen de cómo pronuncio las palabras. Pero son muy amables. Al final es una muestra de respeto el intentar cantar en otro idioma, aunque no lo hagas muy bien. Es un idioma precioso. Así que creo que es bueno intentarlo. Porque a los fans, aunque probablemente sepan que no pronuncio todas las palabras a la perfección, les gusta.
-Por supuesto, es lo maravilloso de la música, un lenguaje universal. Bueno, Christopher, eso es todo por ahora. Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras.
-Gracias, ¡vengan a vernos en concierto con Toto! Y sigan cabalgando como el viento.
