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El testamento final de Layne Staley y los 30 años del especial homónimo de Alice In Chains

Apodado como "Tripod" por su temática, no solo es el tercer álbum de la agrupación de Seattle, sino que también la obra más personal de Staley

Alice In Chains 1995

Un día como hoy, 7 de noviembre, pero de 1995, se lanzó el tercer álbum de estudio de Alice in Chains. Es conocido popularmente como «Tripod» (en alusión al perro de tres patas en su portada y el arte conceptual que juega con seres trípodes).

Este disco no fue solo un lanzamiento musical; fue una puerta sellada al tormento, un manifiesto depresivo. Si bien prometía una nueva y fascinante era para la banda, terminó siendo el canto del cisne de la alineación original.

Grabado en el Bad Animals Studio de Seattle, con la producción del colaborador de largo tiempo, Toby Wright. El álbum se alejó de las raíces thrash de Dirt (1992) para abrazar un sonido más lento, experimental y denso. En consecuencia, es el retrato sonoro de la desesperación que inundaba la ciudad y a sus habitantes.

La nueva anatomía de la oscuridad

A diferencia de los discos anteriores, dominados líricamente por Jerry Cantrell, «Alice in Chains» vio a Layne Staley asumir el control creativo de las letras. Esta inversión de roles dio como resultado una obra profundamente introspectiva, filosófica y, a ratos, inquietantemente sobria en su desesperación. El sonido reflejó este cambio con bajos Pesados y rítmicos. Además, el trabajo de Mike Inez se mantuvo simple, pero con una resonancia palpable, anclando los temas en una pesadez asfixiante. Por otro lado, se añadieron guitarras experimentales. Cantrell exploró distorsiones más apagadas y texturas etéreas. Así, crearon una atmósfera única y lúgubre que se sentía más influenciada por el doom metal que por el grunge tradicional.

La nueva oscuridad del homónimo en sus canciones

«Grind» Es un tema de apertura, que marca el tono con su riff lento y poderoso y el «body horror» lírico (el perro de tres patas en la portada, las alusiones a partes del cuerpo). Líneas como «In the dark peace is mine» establecen el conflicto entre la oscuridad y el efímero descanso.

«God Am» es la médula lírica del álbum. Aunque la introducción hace una referencia clara y autodestructiva al consumo de drogas, el cuerpo de la canción se torna filosófico, con tintes nietzscheanos. Además, Staley reflexiona con una sobriedad deprimente sobre la fe, la culpa y la moral. No es solo un grito de dolor, sino una meditación sobre el colapso ético.

Por otro lado, «Sludge Factory» es una canción que encapsula la fatiga creativa y personal de la banda, con una instrumentación arrastrada y una sensación de desintegración inminente y por último se destaca a «Heaven Beside You», el sencillo más accesible, escrito y cantado en gran parte por Cantrell, que proporcionó un respiro melódico en el tormento, manteniendo una balanza en el caos.

El pronóstico de una pieza que se restaría

El arte conceptual del álbum, con la iconografía de trípodes y la portada minimalista de ese perro con tres patas, prometía una identidad única. Esta identidad posicionaría a Alice in Chains en un nuevo estándar artístico. La recepción inicial fue positiva; el álbum debutó en el número uno del Billboard 200, y la crítica celebró su audacia y honestidad brutal. Sin embargo, la crudeza emocional del disco se tradujo en una realidad aterradora. Las adicciones de Staley, que impregnaban cada nota del álbum, se hicieron insostenibles. Poco después del lanzamiento, Alice in Chains suspendió abruptamente todas sus giras y presentaciones. Así, el deterioro físico y mental de Layne Staley frenó en seco la promoción de esta obra maestra.

La banda no volvería a los escenarios hasta su legendario MTV Unplugged en 1996, una actuación icónica y desgarradora que, en retrospectiva, se siente como el testamento y el quiebre final de Staley como músico y ser humano. Tripod es la obra cumbre y la lápida de Alice in Chains con su vocalista original.


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