Wayne Lozinak, guitarrista de Hatebreed, rompió el silencia sobre su reciente intervención para extirpar un tumor y ofreció una cruda radiografía de lo que vivió dentro y fuera del quirófano. Pérdida temporal del habla y de la escritura, miedo, y la lenta reconstrucción de pequeñas habilidades que para cualquiera resultan invisibles hasta que se pierden.
El testimonio, recogido por Blabbermouth, describe una recuperación en curso y una intención clara. Volver a la música con la misma energía que lo han hecho un icono imprescindible para la escena del hardcore/metal.
Lozinak sufrió síntomas tipo ACV en pleno tour europeo, episodios que, tras estudios, llevaron al diagnóstico de una meningioma benigno, y a una decisión médica que no admitía demora. Una craniotomía programada para extirpar la masa que comprimía áreas vitales. La operación, realizada a comienzos de agosto, fue descrita por el propio músico como “dura”, y desde entonces ha ido compartiendo avances en redes. Cortes de sutura, días difíciles en casa y mensajes de agradecimiento a fans y colegas por el apoyo, según consignó Blabbermouth.
Su recuperación temprana ha mostrado mejorías día a día. Con mensajes optimistas publicados por el guitarrista y reacciones públicas de la comunidad metalera deseándole pronta recuperación.
Desde el punto de vista médico, los especialistas explican que las meningiomas, tumores que se originan en las membranas que cubren el cerebro, son en su mayoría benignos y a menudo tratables con cirugía cuando causan síntomas por compresión.
La craniotomía busca eliminar la masa o reducir su efecto. La localización del tumor y la cercanía a áreas del lenguaje o la motricidad explican por qué pacientes como Wayne Lozinak pueden experimentar afasia temporal, disartria o problemas en la escritura. La rehabilitación, fisioterapia, terapia del lenguaje y apoyo neuropsicológico, suele ser clave para la recuperación funcional.
¿Qué significa esto para Hatebreed?
A corto plazo, la banda ha tenido que reacomodar fechas y giras. A largo plazo, la situación pone en primer plano la fragilidad del cuerpo humano detrás del mito del “tourer incansable” y abre una conversación sobre salud, pausas y cuidados en la industria musical. La escena respondió con muestras de solidaridad. Mensajes, visitas y una empatía que humaniza a artistas con carreras construidas en la agresividad sonora.
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