El 8 de octubre de 1983, hace exactamente 42 años, el mundo conoció un tema que redefiniría el rumbo de una de las bandas más emblemáticas del rock progresivo. “Owner of a Lonely Heart”, primer sencillo del álbum 90125, marcó no solo el regreso triunfal de Yes. También significó una reinvención radical en su sonido.
El grupo paso a un sonido más moderno, más accesible y completamente alineado con la era del pop electrónico de los años ochenta.
La reinvención necesaria de Yes
La historia de esta canción comienza con Trevor Rabin, guitarrista y compositor sudafricano que ingresó a Yes durante una etapa de incertidumbre. La banda, tras múltiples cambios de formación y un periodo de desgaste creativo, buscaba una nueva dirección. Rabin llevaba tiempo trabajando en una maqueta de «Owner of a Lonely Heart». Esta pieza fusionaba riffs de guitarra contundentes, sintetizadores brillantes, y una estructura más orientada al formato de canción pop. Cuando el tema llegó a las manos de Trevor Horn (ex vocalista de Yes y ahora productor), su potencial se volvió evidente.
Horn transformó el demo en un laboratorio de innovación sonora. Incorporó samplers digitales, efectos de percusión programada, y capas electrónicas que colocaron la canción a la vanguardia tecnológica del momento. El resultado fue una revolución. Para una banda que había cimentado su reputación con extensas suites instrumentales y complejas estructuras musicales (como Close to the Edge o Fragile), «Owner of a Lonely Heart» representó un salto audaz hacia lo contemporáneo. El tema combinaba virtuosismo con pegada comercial. El riff inicial era irresistible, la voz de Jon Anderson se elevaba con claridad cristalina, y la producción de Horn inyectaba una energía futurista que pocos esperaban de un grupo de rock progresivo clásico.
El impacto fue inmediato. Como resultado, la canción alcanzó el número 1 en el Billboard Hot 100 en enero de 1984. Se convirtió en el mayor éxito comercial de Yes y en uno de los himnos definitivos de la década. El videoclip, cargado de simbolismo surrealista y estética postmoderna, rotó incansablemente en MTV. Esto consolidó la nueva imagen del grupo ante una generación que recién los descubría. Con ello, 90125 se transformó en un fenómeno global. Como resultado, vendió millones de copias y reintrodujo a Yes como una banda capaz de evolucionar sin perder su esencia.
Un renacimiento más que merecido
Culturalmente, «Owner of a Lonely Heart» significó más que un éxito radial. Fue una demostración de que los gigantes del rock progresivo podían adaptarse a los nuevos tiempos. En una época donde los sintetizadores y la producción digital dominaban la industria, Yes logró incorporar esas herramientas sin renunciar a su identidad. La canción hablaba de independencia y de enfrentarse a la soledad con determinación, un mensaje que resonó profundamente. Esto caló en los oyentes de los ochenta, inmersos en un mundo cada vez más individualista y tecnológico.
Hoy, a 42 años de su lanzamiento, «Owner of a Lonely Heart» sigue sonando tan fresca y audaz como en 1983. Representa el momento exacto en que una banda legendaria decidió mirar hacia adelante, reinventarse y dejar una huella imborrable en la historia de la música moderna. Fue el punto de partida de una nueva era para Yes. Una era donde la experimentación se vistió de pop, y la innovación tecnológica se volvió arte. Nos recuerda que el verdadero espíritu progresivo no está en el virtuosismo, sino en la capacidad de transformarse sin miedo.
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