Tomas Lindberg, vocalista de la banda pionera sueca de death metal At The Gates, murió a los 52 años. Su famila confirmó su fallecimiento. El mes pasado, Lindberg reveló que había estado luchando contra un carcinoma adenoide quístico, un tipo agresivo de cáncer bucal, y recientemente, en mayo, había estado en tratamiento por un grave problema de salud no especificado.
At The Gates reveló la noticia del tratamiento y la salud de Lindberg en agosto, compartiendo un mensaje personal escrito por Lindberg que data de marzo de 2025. La publicación contextualiza el silencio de la banda durante este último año y ofrece una actualización sobre la salud de Lindberg y sus planes de futuro.
El grupo fue pionero del subgénero del death metal melódico. Este se popularizó durante la década de 1990. Los característicos riffs contundentes de la banda y la voz estridente de Lindberg se han convertido en sinónimo del metal extremo. «Slaughter of the Soul», la obra maestra de la banda de 1995, es constantemente aclamado como uno de los álbumes de metal extremo más importantes. Además de ser uno de los álbumes de metal más influyentes de los últimos 30 años.
Además, Lindberg fue un colaborador frecuente y también formó parte de otras bandas. Grabó discos con Disfear, Skitsystem, Lock Up, Nightrage, The Crown, Sign of Cain, The Lurking Fear, Grotesque y más. También diseñó el logotipo de la leyenda noruega del black metal, Darkthrone.
El papel de Lindberg como uno de los mejores líderes del metal extremo se vio atenuado por su trabajo como profesor de estudios sociales. En una entrevista de 2021 para el Día Nacional de Agradecimiento a los Maestros, Lindberg habló con Loudwire sobre esta faceta menos conocida de su vida. «Empezó como un trabajo extra entre giras. Pero me fui involucrando cada vez más por la gratitud que recibía de los estudiantes. Todavía estaba en el programa de enseñanza cuando planificamos la reunión de la banda [circa 2008] y sabía que quería estudiar estudios sociales por mis intereses en política y religión. Así que hice una maestría y pasé los primeros años enseñando a alumnos de cuarto a sexto grado. Poco después, me di cuenta de que quería trabajar con jóvenes más adultos [risas], así que ahora estoy principalmente con alumnos de noveno grado-
«Hay días que son duros», confesó Lindberg. «Te cansas y llegas a casa con ojeras, pero cada día es gratificante».
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