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Pat Metheny en Chile: La magia de un sonido mundial

El guitarrista inició su serie de cuatro conciertos en Santiago con un espectáculo unipersonal donde brilla de forma distinta a la de siempre.

Pat Metheny Kena Luppichini
Kena Luppichini @Kenaluppi

La noche del jueves 4 de septiembre fue el primero de los cuatro conciertos que Pat Metheny tiene esta semana en el Teatro Nescafé de las Artes, un éxito de convocatoria para un espectáculo de naturaleza más bien intimista, porque es primera vez que viene sin banda de acompañamiento: la gira “Dream Box / MoonDial” lo presenta totalmente solo en el escenario, dejando que sus dedos y su capacidad inventiva sean los protagonistas exclusivos.

El resultado es magia. El mismo Pat, en conversación con Futuro antes de llegar a Chile, había dicho que incluso para él era un poco desconcertante pensar en ver a alguien durante dos horas tocando guitarra solista, y no sabría si podría aguantar. Pero hay más cosas en el proceso, que convierten el encuentro en algo hipnótico.

Lo de Pat Metheny es una especie de trance. Uno se olvida de todo y entra en un mundo distinto, un mundo de sonidos que salen de su guitarra y te envuelven hasta estar completamente dentro. Echó mano del repertorio que sale de sus más de 50 discos editados hasta la fecha, si bien la excusa son los dos últimos, “Dream Box” y “MoonDial”, que le dan el nombre a la gira. La mayoría en forma de medleys, donde aparecen por ahí su célebre “Last train home” (también identificada como “la de Siempre Lunes” por la cultura popular chilensis), un guiño a sus primeras inspiraciones con “Here, there and everywhere” de The Beatles e incluso «El pueblo unido», el clásico nacional de Sergio Ortega y Quilapayún, recibida con vítores por la audiencia.

Todo esto es articulado a través de historias que va contando el mismo Pat, lo que también es una sorpresa, porque tal como él mismo confiesa sobre el escenario, lo que habla en este show es más de lo que ha hablado en su más de medio siglo tocando en vivo. Así va contando aspectos interesantes de su vida y su carrera, desde que empezó a interesarse en la música, cómo fue que llegó a tomar una guitarra, cómo fue descubriendo diferentes cosas, revelando un desconocido lado de contador de historias en el que se desenvuelve bastante bien.

Pero no tan bien como lo hace con la guitarra, que a estas alturas ya es una extensión de su propio cuerpo. Aunque es un error hablar en singular, porque si bien no hay más músicos que él en el escenario, va pasando un desfile de guitarras, media docena en total, entre acústicas y electroacústicas, la mayoría creadas por su amiga y luthier Linda Manzer. Desde las más convencionales y tradicionales hasta la famosa “Guitarra Pikasso” de 42 cuerdas, que el mismo Pat popularizó al usarla en algunas recordadas producciones.

También hay momentos más disruptivos en que le arranca sonidos impensados al instrumento, llegando incluso a pisar en suelo de la música concreta, el noise y las formas más raras del rock más duro. Particularmente en el tercer segmento del show, que en contraste al arranque melódico e íntimo de los dos primeros, representa un pasaje más atronador, pesado y oscuro, con música y sensaciones que parecen sacadas de la peor pesadilla. Cuando uno dice que un músico puede tocar “de todo”, a veces no es más que una exageración, pero Pat Metheny es realmente la encarnación de eso, el tipo puede literalmente tocar de todo.

La última parte del set cambia la dinámica y revela un prodigioso aparataje mecánico a sus espaldas, creado por él mismo, que hace las veces de “banda” para acompañarlo con percusiones en este ejercicio en solitario. Luego eso, un par de regresos al escenario para deleitar un poco más y termina así de ganarse la ovación de pie, para un creador que decidió desafiarse a sí mismo con un espectáculo inédito para sus términos. Un viaje por su historia y por los terrenos a los que puede llegar sólo acompañado de un instrumento en sus manos.

Un momento mágico de más de dos horas, que se repite este viernes 5, sábado 6 y domingo 7 en el mismo recinto de Av. Manuel Montt en Providencia. Sólo quedan las últimas entradas para el domingo 7, por Ticketmaster.


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