El 30 de septiembre de 1971 se publicó uno de los sencillos más icónicos de la carrera de Rod Stewart: «Maggie May». Esta canción, con el paso de los años, se ha convertido en un verdadero clásico del rock y en el tema que marcó definitivamente la consolidación del cantante británico como solista.
Incluida en el álbum Every Picture Tells a Story (1971), «Maggie May» fue en un principio considerada como un tema secundario. Estaba relegada al lado B del sencillo «Reason to Believe».
El inicio del estrellato solista
Esta concepción fue cambiando. La fuerza de su melodía folk-rock y la sinceridad de su letra conectaron de inmediato con el público. Al punto de que la canción superó todas las expectativas y se transformó en un éxito mundial. La letra, inspirada en una experiencia juvenil de Stewart, cuenta la historia de un romance con una mujer mayor. Entremezcla el despertar sexual con la inocencia perdida de la adolescencia. Su tono confesional, acompañado por el sonido distintivo de la mandolina de Ray Jackson y la mezcla de folk con rock, hicieron del tema algo fresco y diferente. En una época en la que el género buscaba nuevos caminos después del auge de los sesenta, fue innovador.
«Maggie May» alcanzó el número uno en los rankings de Estados Unidos y Reino Unido de manera simultánea. Esto era algo poco común en aquel tiempo. Consolidó a Stewart como una de las grandes voces del rock de los setenta. Además, le permitió dejar atrás su faceta como vocalista de Faces y proyectar una carrera solista. Esto lo convertiría en una estrella global.
A 54 años de su lanzamiento, «Maggie May» no solo sigue siendo una de las canciones más queridas de Rod Stewart. También es un himno generacional que refleja el espíritu de una época en la que el rock se abría hacia lo íntimo y lo autobiográfico. Su legado permanece como uno de los pilares que cimentaron la leyenda de uno de los grandes intérpretes británicos.
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