Un 16 de septiembre de 1985, Kiss lanzaba «Tears Are Falling», el sencillo más exitoso de su álbum Asylum.
Hoy, cuatro décadas después, la canción sigue siendo un testimonio de la capacidad del grupo para reinventarse en plena era del glam metal. Esto fue cuando los brillos, los sintetizadores y los videoclips dominaban la escena musical.
Tras quitarse el maquillaje en 1983, Kiss se encontraba en una etapa de redefinición. La salida de Ace Frehley y Peter Criss había modificado la formación clásica. El grupo debía adaptarse a un mercado musical donde MTV tenía tanto peso como la radio. En ese contexto, Paul Stanley tomó el mando creativo. «Tears Are Falling» nació como una de sus composiciones más melódicas y accesibles de los años 80.
Una propuesta a favor de la corriente
Musicalmente, la canción mezcla guitarras con un tono brillante, un estribillo pegadizo y un trabajo vocal de Stanley. Equilibra la emotividad con el dramatismo propio del hard rock de la época. Aunque algunos fanáticos extrañaban la crudeza de los Kiss setenteros, «Tears Are Falling» demostró que la banda podía sonar actual sin perder identidad. El tema se convirtió en el único sencillo de Asylum, logrando rotación en radios y, sobre todo, en MTV. Allí, su videoclip ayudó a cimentar su popularidad.
El video, grabado en Londres y dirigido por David Mallet, es un viaje visual directo a los excesos ochenteros. Tiene colores saturados, escenarios abstractos y los miembros de Kiss vistiendo trajes de cuero multicolor. Parecían sacados de un cómic futurista. Paul Stanley aparece como absoluto protagonista, con su melena rizada, sus gestos dramáticos y una interpretación cargada de poses. Estas encajaban a la perfección con la estética MTV. Bruce Kulick, quien se había sumado como guitarrista principal en 1984, brilla en el solo. Se consolida como pieza clave de esta nueva etapa.
La valiente apuesta de Kiss
A la distancia, «Tears Are Falling» puede verse como un puente entre dos eras de Kiss. La de los riffs crudos y el maquillaje setentero, y la de los videoclips grandilocuentes y el glam metal ochentero. Su vigencia radica en la capacidad de condensar, en poco más de cuatro minutos, la esencia de lo que Kiss quería ser en los años 80. Un grupo capaz de competir con las nuevas bandas de la escena sin renunciar del todo a su ADN rockero.
Cuarenta años después, «Tears Are Falling» no solo es un clásico de Asylum. También es una pieza nostálgica que recuerda a los fans el momento en que Kiss se volvió parte integral de la cultura MTV. Una canción donde, detrás de la pirotecnia visual y sonora, late la intención de Paul Stanley por mantener viva la emoción. Esto, incluso cuando las lágrimas caen.
