El 15 de septiembre de 2003, Metallica lanzó Frantic, el primer sencillo oficial de su polémico álbum St. Anger.
Con esta canción, la banda no solo abrió el disco, sino también una etapa convulsa en su historia. Esta etapa estuvo marcada por crisis internas, quiebres personales y una necesidad casi terapéutica. Había que reconstruirse a través de la música.
El sonido crudo de una banda en crisis
Como tema de apertura, Frantic funciona como declaración de principios. Presenta riffs repetitivos, un tempo agresivo, y percusiones metálicas con ese ya célebre y controvertido redoblante de Lars Ulrich. Además, una producción deliberadamente áspera refleja la decisión de alejarse de la pulcritud técnica para abrazar lo caótico. No era el Metallica virtuoso de Master of Puppets ni el accesible de Black Album. Era un Metallica desbordado, sonando más como una banda atrapada en su propio sótano que como los gigantes del metal que habían definido décadas anteriores.
La letra como confesión de Hetfield
La carga emocional de Frantic se centra en James Hetfield, quien en esa época lidiaba con problemas de adicción. También atravesaba un periodo de rehabilitación. La letra («My lifestyle determines my deathstyle») resume de forma cruda la confrontación del vocalista con sus demonios internos, evidenciando la urgencia y el miedo. Temía perderse en el espiral de la autodestrucción. Más que un tema de crítica social, Frantic es un grito de auxilio personal. Es un desahogo visceral que se sentía incómodo, incluso para quienes lo escuchaban desde afuera.
El sencillo no estuvo exento de debate. Algunos fans celebraron la honestidad y la energía descontrolada de la canción, viéndola como un regreso al espíritu más agresivo de Metallica. Otros, en cambio, rechazaron la producción, el sonido de la batería y la falta de solos de guitarra. Consideraron Frantic un símbolo del declive creativo del grupo. Sin embargo, más allá de su división, el tema quedó grabado como un documento de una época. En ella, Metallica se tambaleaba entre la supervivencia y el colapso.
A 22 años de su lanzamiento, Frantic sigue siendo un sencillo incómodo pero esencial para entender la historia de Metallica. Es el reflejo de una banda que decidió exponer sus heridas en lugar de esconderlas. Además, Hetfield convirtió su lucha contra la adicción en un mantra catártico. Aunque no es de los favoritos del catálogo de la banda, su relevancia radica en ser un espejo honesto de un momento límite. Es el instante en que Metallica se miró de frente al abismo y decidió cantar desde ahí
