Con 127 votos a favor la Cámara de Diputados aprobó el proyecto que fija una sanción para los ciudadanos que no voten en las elecciones presidenciales y parlamentarias, con multas que irán desde los 34 mil y ascenderán a los 103 mil pesos. En paralelo, también se despachó a ley la reforma que cambia el derecho a sufragio de personas extranjeras. Así, la nueva norma eleva la exigencia de 5 a 10 años de avecindamiento ininterrumpido y comenzaría a regir desde 2026.
En Palabra Que es Noticia, Andrea Moletto y Antonio Quinteros conversaron con Axel Callís, analista político, director de Tú Influyes y académico de la Universidad Central, sobre el voto obligatorio, las multas y el voto extranjero.
Reforma a voto extranjero
Sobre la reforma al voto extranjero y sus efectos, Callís comentó que «lo que va a suceder al final es que este grupo de extranjeros irán a votar los que se sienten con cultura cívica. En este caso, el grupo venezolano es quien tiene mayor convicción. Cuando uno mira las cifras en todos los países, en elecciones estrechas 13.000 votos puede marcar la diferencia. Recordemos que en el caso de Lagos vs Lavín hubo una diferencia de 37.000 votos. Además de eso, en Chile en las últimas décadas no ha habido otra diferencia estrecha».
Así, explicó también que «si bien se aumentó a 10 años, Chile sigue siendo uno de los países más flexibles para el voto extranjero. Lo presentan como un logro gigante y el 90 o 95% de países del mundo no entregan posibilidad a que un ciudadano residente o avecindado pueda votar por un presidente».
«No es para nada un logro. Soy absolutamente contrario a que extranjeros residentes puedan elegir presidente en dos países a la vez. Son personas que tienen doble soberanía y eso es muy grave desde el punto de vista de la democracia», criticó.
Voto obligatorio y voluntario
El analista político también se refirió a la multa por no votar, que en la práctica busca cimentar el voto obligatorio. «El voto obligatorio pretende generar volumen de votación. No se sabe de ningún país que haya pasado del voto voluntario al voto obligatorio. Es como ir evolucionando en el mundo de la democracia. Mientras más madura es la sociedad, más voluntario es el voto. Las democracias consolidadas son con voto voluntario y las democracias atrasadas o más frágiles tienen voto obligatorio. Por lo mismo, el caso de Chile es rarísimo», precisó.
Callís arremetió contra la vuelta del voto obligatorio en Chile, explicando que «lo que sucede normalmente es que los partidos se dejan estar porque no tienen incentivo para fomentar que la gente vaya a votar. Cuando el voto es voluntario, los partidos se esfuerzan por tener buenas programas y mejor gente para levantar votación. Con voto obligatorio tienes la oferta asegurada».
«Debieran haber subido los estándares de la oferta. Penalizar a los que se cambian de partido, hacer que los parlamentarios trabajen de verdad. El voto obligatorio no te mejora la democracia. Te puede mejorar la consciencia pensar que votaron 13 millones de personas, pero eso no quiere decir que sea mejor. Es bastante probable que tengamos un próximo parlamento peor que el que tenemos ahora», advirtió.
Crisis política
Tras la aprobación de ambos proyectos, Axel Callís reflexionó sobre el estado de la política chilena actual. «Es tan mala la política en Chile actualmente que se ve como un logro haber aprobado las reformas que se aprobaron ayer. Si le pones voto obligatorio a las personas, lo mínimo que tendría que hacer el Estado y el sistema político es poner mecanismos que mejoren la producción legislativa, las formas de hacer política y traten la fragmentación», señaló.
El director de Tú Influyes y académico de la Universidad Central enfatizó que «nunca habíamos tenido una elección con más información y con menos ideas que ahora. Hoy se vive al día a día, dependiendo de cómo está la agenda. Ese es el problema. No se resuelve nada y se van resolviendo las urgencias».
«Tenemos una democracia estancada, con un Estado que no funciona. Un parlamento que no funciona. Hay una deuda tremenda con el sistema político. El Gobierno intentó hacer una reforma al sistema político y le fue mal porque estaban todos con la calculadora», concluyó.
