El 24 de septiembre de 1991, en pleno auge del grunge y con el hard rock aún dominando las radios, The Cult lanzó su quinto álbum de estudio: Ceremony. Tras el enorme éxito de Sonic Temple (1989), que los había consolidado en Estados Unidos gracias a himnos como Fire Woman y Edie (Ciao Baby), el grupo liderado por Ian Astbury y Billy Duffy enfrentaba el desafío de mantener su lugar en la escena internacional.
El resultado fue un disco sólido, ambicioso en algunos aspectos. Sin embargo, también reflejó las tensiones de una época de cambios tanto dentro como fuera de la banda.
Una aproximación a la cultura norteamericana
Musicalmente, Ceremony se aleja del tono grandilocuente de su antecesor. Explora un hard rock más terrenal, cargado de espiritualidad y con claras referencias a la cultura nativa americana. Esta es una obsesión personal de Astbury que atraviesa tanto las letras como la estética del álbum. Temas como «Wild Hearted Son», elegido como primer sencillo, y la misma «Ceremony» muestran ese interés por lo ritual, lo místico y lo trascendental. Aunque siempre están enmarcados dentro de riffs potentes y el estilo inconfundible de Duffy.
El disco incluye también cortes destacados como «Heart of Soul», una de sus composiciones más melódicas y emotivas. También está «White», que retoma la vena más directa de su hard rock clásico. Sin embargo, pese a contar con canciones notables, la crítica de la época lo consideró menos inspirado que Sonic Temple. Comercialmente, no logró alcanzar el mismo impacto. En parte porque el sonido dominante en 1991 ya estaba virando hacia Nirvana, Pearl Jam y el boom alternativo.
Otro elemento que marcó a Ceremony fueron los problemas legales. La portada y el material promocional usaban la imagen de un menor nativo americano sin la autorización correspondiente. Esto derivó en demandas que complicaron su difusión y promoción en varios mercados. Ese traspié contribuyó a que el disco no tuviera la exposición que su música merecía.
Con el paso de los años, Ceremony ha sido revalorizado como un trabajo de transición. Es un álbum que muestra a The Cult buscando nuevas rutas artísticas, con un pie todavía en el hard rock de estadios de los 80. Al mismo tiempo, explora terrenos más introspectivos y espirituales. A 34 años de su estreno, se escucha como un documento de una banda que no temía arriesgarse. Esto, incluso cuando las corrientes musicales parecían jugar en su contra.
