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Turnstile y “Time & Space”: lo mejor de dos mundos

Con el retorno de los de Baltimore a tierras chilenas, recordamos su álbum de 2018, que cambió su carrera en el under antes de Glow On.

Turnstile (1)

Cuando Turnstile lanzó Time & Space el 23 de febrero de 2018, el hardcore se enfrentó a uno de sus momentos más decisivos en décadas. La banda de Baltimore, que hasta ese momento era conocida principalmente por su fiereza en vivo y su debut Nonstop Feeling (2015), rompió con cualquier expectativa y presentó un trabajo que desafiaba los límites del género.

Seis años después de su lanzamiento, y con el anuncio de su regreso a Lollapalooza Chile 2026, la relectura de ese disco resulta inevitable: se trató de un álbum que redefinió la identidad del grupo y abrió nuevos horizontes para toda los «straight edge».

Atascados en el underground

El contexto en el que Time & Space vio la luz es clave para entender su impacto. Turnstile había forjado su reputación en la escena hardcore gracias a giras constantes, conciertos donde la intensidad física se volvía un sello y un espíritu de comunidad que recordaba a los años dorados del punk. Sin embargo, la banda no quería ser una más dentro del circuito subterráneo. Su fichaje con Roadrunner Records, un sello con historia en el metal y en el punk más experimental, les entregó el espacio y los recursos para explorar un sonido más arriesgado. Donde las reglas del hardcore podían romperse para construir algo nuevo.

¿Hardcore punk con matices melódicas?

Time & Space es, en ese sentido, un álbum de transiciones. Conserva la energía brutal que caracterizaba al grupo, pero incorpora elementos inéditos para el género. Samplers que agregan texturas inesperadas, voces de fondo procesadas que aportan un aire melódico y hasta pasajes atmosféricos que coquetean con el dream pop y la psicodelia. Esa combinación, que en un principio desconcertó a algunos puristas, terminó por abrir las puertas a un público mucho más amplio.

Las canciones más recordadas del disco son testimonio de esa evolución. «Generator» comienza con la agresividad propia del hardcore, pero se transforma en una suerte de trance melódico que rompe con la lógica del género. «I Don’t Wanna Be Blind» es uno de los momentos más políticos y directos. Un manifiesto contra la apatía y la indiferencia, donde Turnstile demuestra que la rabia puede convertirse en un llamado colectivo. «Right to Be», en apenas un minuto, devuelve al oyente al vértigo del punk clásico, funcionando como un guiño a sus raíces más inmediatas.

Por otro lado, «Disco» es quizás la canción más atrevida del álbum. Un groove que roza lo bailable y que incorpora efectos sonoros impensados para una banda hardcore, revelando que Turnstile no tenía miedo de jugar con otros códigos. Y en «Moon», el grupo se inclina hacia lo etéreo, con la suave voz del bajista, Franz Lyons y un ambiente envolvente que desarma cualquier expectativa sobre lo que un disco de este tipo debía ser. Entre la agresión y la calma, el caos y la melodía, Turnstile encontró un espacio propio.

Un legado para el hardcore punk de los 2010s

La importancia cultural de Time & Space radica en que logró tender un puente entre dos mundos: el de los seguidores más fieles del hardcore y el de quienes nunca habían puesto un pie en ese territorio musical. Gracias a este álbum, la banda consiguió que festivales, prensa y audiencias que tradicionalmente no miraban hacia la escena hardcore, comenzaran a hacerlo. Fue un movimiento arriesgado que terminó redefiniendo su identidad y cimentando el terreno para Glow On (2021). Disco que los consagró definitivamente como una de las propuestas más influyentes de la música alternativa contemporánea.


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