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Terry Funk vs. Sabu en ECW Born to Be Wired de 1997: violencia extrema y un legado imborrable

En días en que se cumplen 28 años desde aquel sangriento evento estelar. En Futuro recordamos el histórico enfrentamiento entre leyendas.

Terry Funk Vs. Sabu Born To Be Wired
ECW: Born To Be Wired 1997

El 9 de agosto de 1997, la Extreme Championship Wrestling ofreció uno de los espectáculos más salvajes jamás presenciados en un ring: Terry Funk vs. Sabu en Born to Be Wired.

Lo que en el papel ya parecía una locura; un combate con las cuerdas del ring siendo reemplazadas por alambre de púas y en juego el Campeonato Mundial de la ECW. Este enfrentamiento terminó convirtiéndose en una pieza central de la historia de la lucha libre hardcore:

El combate más extremo en la historia de ECW

Desde el inicio, la tensión era palpable. El público de la ECW Arena en Filadelfia, acostumbrado a la violencia extrema, sabía que esa noche vería algo diferente. Y no se equivocaron. Cada vez que Funk o Sabu eran lanzados contra las “cuerdas”, el alambre de púas se clavaba en su piel, provocando cortes profundos y un dolor visible. Las primeras colisiones ya dejaron a ambos bañados en sangre, con trozos de alambre enredados en sus trajes y cabello.

El momento más recordado (y que se volvió leyenda instantánea), llegó cuando Sabu se cortó gravemente el bíceps al quedar enganchado en el alambre. La herida era tan grande que el músculo quedó expuesto, en otras promociones el árbitro o el personal médico habría detenido el combate. Pero esto era ECW, y Sabu, fiel a su reputación del «Homicida, Suicida y Genocida», pidió cinta adhesiva y se cosió improvisadamente la herida en medio del combate, continuando como si nada. Aquella imagen, con sangre goteando y Sabu lanzándose en maniobras aéreas, simbolizó la filosofía extrema de la compañía.

Terry Funk, con 53 años en ese momento, demostró que la edad no era un límite para la dureza. Ya consagrado como una leyenda por su paso por la NWA, la WWF y AJPW, resistió ataques que hubieran retirado a cualquier luchador. Sin embargo, devolvió cada golpe con una intensidad que encendía a la multitud. La química entre ambos no se basaba solo en la brutalidad, sino en la construcción de una historia. El veterano maestro contra el alumno salvaje que buscaba destronarlo.

Finalmente, Sabu consiguió la victoria y el campeonato, pero en este combate no hubo un verdadero «vencedor». Ambos hombres salieron del ring con heridas graves, marcas permanentes y un respeto mutuo que trascendió.

Un legado violento

El impacto del evento central de Born to Be Wired se expandió mucho más allá de ECW. Luchadores como CM Punk y Jon Moxley han citado la influencia directa de Funk y Sabu, no solo por la violencia física, sino por la autenticidad emocional. Incluso figuras como Stephanie Vaquer y otros talentos internacionales, reconocen que combates así mostraron que la lucha libre podía ser tan cruda y visceral como el teatro más intenso.

A casi tres décadas de aquel choque, el recuerdo sigue vivo entre los fanáticos. Clips del combate circulan como reliquias de una era irrepetible, y la imagen de Sabu cubierto de sangre o Funk enredado en el alambre de púas se ha convertido en parte de la iconografía hardcore. Fue una noche en la que dos hombres, de generaciones distintas, se encontraron en el punto más extremo del deporte y dejaron un legado que todavía inspira, intimida y emociona.


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