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Kenny Baker: El corazón de R2-D2 y un legado eterno en Star Wars

Un 13 de agosto del 2016 despedimos a un infravalorado actor, que fue parte esencial de una de las sagas más queridas de la historia.

Kenny Baker R2d2
Getty Images

El 13 de agosto de 2016 el mundo del cine y los fanáticos de Star Wars le dijeron adiós a Kenny Baker, el actor británico que dio vida (de manera literal) a uno de los personajes más queridos de la saga.

El droide astromecánico R2-D2. Su partida, a los 81 años, dejó un vacío en la comunidad de la saga. Pero también un legado difícil de borrar en la historia del cine:

El legado de Kenny Baker como R2-D2

Nacido en Birmingham, Inglaterra, en 1934, Baker comenzó su carrera artística en espectáculos de variedades y circos, trabajando como actor y músico. Su vida cambió para siempre en 1976 cuando George Lucas lo contrató para interpretar físicamente a R2-D2 en Star Wars: A New Hope (1977). Dentro del icónico traje metálico, Baker no solo se limitó a maniobrar el droide, sino que aportó una personalidad única. Sus movimientos, inclinaciones y «reacciones» le dieron a R2-D2 un carisma inconfundible, haciendo que el público conectara emocionalmente con un personaje que no tenía voz.

R2d2 Set Star Wars Kenny Baker
Kenny Baker en el set de «Star Wars»

Baker interpretó al astromecánico en las seis primeras películas de la saga, desde la trilogía original hasta las precuelas, convirtiéndose en parte fundamental del alma de Star Wars. Su trabajo demostró que, incluso bajo una armadura metálica y sin diálogos, era posible transmitir humor, valentía y ternura.

Más allá de Star Wars, Baker fue parte de otras producciones como El hombre elefante (1980), Time Bandits (1981) y Labyrinth (1986), consolidando una carrera marcada por personajes queridos y mundos fantásticos.

A nueve años de su partida, el legado de Kenny Baker sigue vivo no solo en la pantalla, sino en la memoria de millones de fans que lo recuerdan en convenciones, homenajes y documentales. Su interpretación de R2-D2 demostró que el verdadero corazón de un personaje no siempre se encuentra en los diálogos o efectos especiales. Si no en el trabajo invisible y apasionado de actores que, como Baker, dieron vida a la magia del cine.

 


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