En un nuevo programa de Palabra Que es Noticia, Andrea Moletto conversó con Sebastián Rodríguez, psicólogo, coach y columnista de La Tercera, sobre «Tenemos que hablar”, la frase que los hombres más odian, y cómo se relacionan los hombres con sus parejas.
«Tenemos que hablar»
Rodríguez señaló que «el ‘tenemos que hablar’ en una relación es fatal» y entregó tres explicaciones centrales. Primero, afirmó que se trataría de “una frase poco visual”. A diferencia de otras expresiones que permiten imaginar una acción concreta, como “vamos al supermercado” o “vamos a la playa”, esta no genera una imagen mental clara: “Me voy a negro. No tengo imagen de eso. Y eso ya da pánico”.
La segunda explicación estaría relacionada con la cultura y la forma en que los hombres están acostumbrados a procesar estímulos. “Culturalmente, los hombres siguen funcionando, persiguiendo el objeto”, señaló, y agregó que les cuesta mantener la atención en una conversación larga o en estímulos auditivos: “Se desconecta, no escuchan, después de un par de minutos, probablemente”.
La tercera razón tendría un origen más psicológico. “Tendemos a reproducir la relación más conocida que tenemos, que es nuestra mamá”, sostuvo. Por eso, cuando la pareja dice “tenemos que hablar”, los hombres sentirían que los van a retar: “Algo hice mal, y en el cerebro empiezan a pasar recuentos de todas las cosas que hice mal”.
Además, se asociaría a la figura materna y a aspectos de la infancia: «Generalmente, la persona que tenemos asociada a esas conversaciones es la mamá. El papá está más asociado al castigo, «¡espérate que llegue tu papá!», ahí venía la acción, el golpe, el reto, así como instantáneo. En cambio, la mamá es la que intenta conversar con el niño, entender por qué le pegó al amigo, entender por qué robó tal cosa en el colegio. Entonces, viene esta conversación que es poco grata».
La importancia de escuchar
Rodríguez también explicó que los hombres tienden a abordar los conflictos desde la acción y la resolución de problemas, mientras que muchas veces lo que sus parejas esperan es simplemente ser escuchadas.
En ese contexto, recomendó ser estratégicos al momento de iniciar una conversación íntima: “Necesitamos más contexto para hablar. Nos tienen que preparar un poquito mejor”. Por ejemplo, plantear el tema después de una actividad relajada o en un espacio neutral puede ser más efectivo. “Plantear el estímulo directamente es como una invitación a que el hombre se cierre”, advirtió.
