El 7 de agosto de 1989, en el Mural Amphitheatre de Seattle, una banda aún desconocida subió al escenario sin imaginar que, en solo un par de años, sería uno de los pilares del sonido grunge.
Hablamos de Alice in Chains, que en ese entonces todavía no lanzaba su primer álbum «Facelift», ni ninguno de sus futuros singles. Era un grupo emergente, sin mayor promoción, que cargaba únicamente con su intensidad cruda y el hambre de dejar huella en la escena local:
Los orígenes «under» de Alice In Chains
El show, registrado en video y hoy disponible en YouTube, es un retrato de la banda en su etapa más primitiva. Layne Staley, con una imagen mucho más cercana al glam que al estilo grunge que adoptaría después, ya mostraba una voz potente y desgarrada, aunque todavía en evolución. Jerry Cantrell, por su parte, desplegaba riffs directos, pesados y sin adornos, con un sonido más cercano al glam metal que al doom tal como lo conocemos. Junto a ellos, Mike Starr con sus poderosas líneas de bajo y un sólido Sean Kinney en la batería, completaban una base rítmica firme y directa, que sostenía cada tema con la suficiente solidez para dejar entrever el potencial de la banda.
El repertorio incluía temas que más tarde serían parte de su disco debut, como «We Die Young», «Sea of Sorrow» y «Bleed the Freak», pero también canciones más oscuras y menos conocidas (pertenecientes a sus b-side), como «Queen of the Rodeo» o «I Can’t Have You Blues». Incluso se dieron el gusto de interpretar un cover de David Bowie, «Suffragette City», como una muestra de respeto a sus influencias clásicas. En conjunto, el set fue una combinación de fuerza, melodía y crudeza, con letras que ya comenzaban a hablar de dolor, alienación y frustración, temas que más adelante se volverían centrales en su discografía.
El comienzo de algo legendario
El público, aunque reducido, presenciaba algo que aún no podía dimensionar. Era una presentación sin una grande escenografía, pero cargada de una autenticidad que resulta conmovedora en retrospectiva. En un Seattle aún efervescente, donde bandas como Soundgarden o Nirvana comenzaban a ganar notoriedad, Alice in Chains ofrecía una versión más glamourosa pero sombría del grunge, que con el tiempo se transformaría en algo visceral.
Este concierto, filmado un año antes del lanzamiento de Facelift y casi sin difusión radial, es una cápsula del tiempo. Muestra a una banda que aún no sabía del éxito masivo que vendría, pero que ya poseía una identidad sonora y un carisma escénico innegables. Un documento esencial para entender el origen de una de las bandas más influyentes del rock de los noventa.
