La siguiente nota es una opinión vertida a base de los comunicados que Vanity Fair y The Hollywood Reporter han descrito durante los últimos días. Los cuales abordan la polémica de que “Superman” se ha vuelto woke para cierto sector de la audiencia.
Desde su anuncio, Superman ha estado en el centro de un debate cultural que poco tiene que ver con el cine. Algunas voces, principalmente desde sectores conservadores, han catalogado la película como “woke”, “antiamericana” e incluso como una amenaza a los valores tradicionales. Sin embargo, resulta curioso que muchas de estas críticas provienen de personas que aún no han visto la película. Según la viñeta más antigua de DC Comics, se entiende que Superman es más que un personaje: es un símbolo, una idea que ha acompañado a generaciones. Pero reducirlo a una agenda política es negar su historia.
Superman no es política, es tratar de ser mejor cada día, independiente de tus orígenes
Como recuerda The Hollywood Reporter, el personaje fue creado en 1938 por hijos de inmigrantes judíos que imaginaron a un extranjero, un forastero, que llegaba a la Tierra con la única intención de hacer el bien. Esa historia, la de un inmigrante que quiere ayudar, sigue siendo el núcleo de esta nueva versión. La intención detrás de Superman nunca fue dividir, sino unir. No se trata de empujar una ideología, sino de contar una historia donde la empatía, la esperanza y la bondad son valores centrales. Decir que eso es “woke” es asumir que la compasión se ha vuelto controversial.
Vanity Fair mencionó que este tipo de reacciones son parte del clima cultural actual, donde cada gran producción se lee como una declaración política. Pero Superman no es eso. Es, como siempre ha sido, un reflejo de lo que podríamos ser si actuáramos con más humanidad. Al final de la película de Gunn, Clark dice: “Si el hecho de equivocarme y levantarme, es lo que me hace humano, entonces me siento con el deber de proteger este mundo e intentar ser mejor cada día”. Y esa es la verdadera esencia de Superman: alguien que, con todo su poder elige perseverar como nosotros, dejando de lado su fuerza. Si eso es polémico, quizás lo que realmente debemos cuestionar no es la película, sino en qué tipo de mundo nos estamos convirtiendo.
Alguna vez el ser progresista no fue malo, pues era la respuesta natural a ideologías «retrógradas» e «injustas». Estas respuestas tienen en común dirigirnos hacia un mundo mejor, en donde nosotros como nuestras mejores versiones, como «Superman», lograríamos un nuevo y prospero futuro.
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