La banda liderada por los hermanos Gallagher volvieron a su natal Manchester para una serie de masivos conciertos en el Heaton Park, uno de los parques más emblemáticos de la ciudad. En un show que desbordó emoción a cada momento, Oasis demostró por qué está un peldaño más arriba que todos sus contemporáneos.
Radio Futuro estuvo en la icónica ciudad del centro de Inglaterra para este triunfal regreso de los Gallagher y compañía.
Es sin dudas, la gira más importante de este año, y quedó demostrado cuando los fanáticos agotaron a los pocos minutos, las casi 2.5 millones de entradas a la venta para el “Live 2025”, nombre que le dieron a la gira de regreso de Oasis y que incluye shows en Reino Unido e Irlanda, Norteamérica, Sudamérica y Oceanía.
La expectación era gigante en las horas previas al que sería el tercer show de los británicos en su ciudad natal, con dos más por venir este fin de semana. Y no nos referimos a los alrededores del Heaton Park, lugar donde se están desarrollando los conciertos, sino en el mismo centro de la ciudad.
Era casi imposible caminar por las calles de Picadilly, uno de los sectores icónicos de Manchester, sin escuchar alguna canción de Oasis, sin toparse con fanáticos con la indumentaria oficial de la banda que lanzó una marca deportiva o con vendedores ambulantes ofreciendo merch no oficial como gorros o bufandas. Cada bar donde pasabas tenía algo relacionado de Oasis, incluyendo tragos y comida temática de los Gallagher.
Ya en el Heaton Park, los ingresos estaban desbordados de público, pero todo avanzaba con celeridad y con el orden característico de los ingleses. La composición del público era totalmente heterogénea: niños, jóvenes, adultos y tercera edad se entrelazaban bajo la misma bandera de Oasis.
Oasis y el regreso en su tierra natal
Los primeros en salir a escena fueron los también ingleses, Cast, a los que los siguió uno que corre con colores propios como es Richard Ashcroft, líder de The Verve, y que en esta oportunidad, en su faceta solista, es el telonero oficial de Oasis, por lo menos para este tramo de Reino Unido e Irlanda. El compositor se paseó mayormente por los clásicos de su banda principal como “The Drugs Don’t Work”, “Lucky Man” y la incombustible, “Bitter Sweet Symphony”, ante un público que tiene a esas canciones de The Verve como parte de la conciencia colectiva de la música inglesa. Ovación total para Ashcroft en sus 45 minutos de show.
Pasadas las 8pm, y tomados de la mano, Liam y Noel Gallagher salían al escenario ante la euforia total del público asistente que después de un hiato tan prolongado de la banda, no podían creer lo que estaban viendo. Saltos, gritos, cánticos de fútbol y lágrimas, fueron parte de las reacciones iniciales de los fanáticos ante los primeros acordes de “Hello”, tema con que la banda comenzó su show.
Con un setlist cargado a sus dos discos más importantes, “Definitely Maybe” (1994) y “(What’s The Story) Morning Glory” (1995), los oriundos de Manchester lograban que cada canción fuera un momento mágico para los asistentes. Así pasaban queridas canciones de su discografía como “Acquiesce”, “Some Might Say”, “Cigarettes & Alcohol” y “Supersonic”, ante una mancomunión total con los fanáticos.
La banda suena aceitada y sólida en todo momento, con un Liam en su mejor forma vocal en mucho tiempo. Se nota mucho que el setlist de esta gira fue muy conversado porque permite que ambos hermanos tengan sus momentos para brillar. Si bien es Liam el que tiene un mayor protagonismo al ser el frontman, en parte del show, Liam abandona el escenario y deja a Noel el comando del show, cantando canciones como “Talk Tonight”, “Half the World Away” y “Little by Little”, una de ellas dedicada al Manchester City, ante la reticencia de algunos fanáticos que claramente eran del United.
“Stand by Me”, “Cast No Shadow”, “Live Forever” y “Rock n’ Roll Star”, suenan antes del encore bajo una algarabía total y cánticos de aliento que hacen sentir que estás viendo un partido de fútbol. Luego del bis, vuelven a salir, con Noel a cargo de las voces de “The Masterplan” y la clásica, “Don’t Look Back in Anger”, para luego dejar a Liam con el protagonismo de las últimas dos canciones de la noche: “Wonderwall” y “Champagne Supernova”, que transformaron el Heaton Park en un multitudinario karaoke y dieron paso a los fuegos artificiales para dar por cerrada una noche emotiva y significativa para los 80 mil personas que llegaron hasta ese rincón de Manchester.
Dicen que nadie es profeta en su propia tierra. Oasis en esta pasada, está demostrando precisamente lo contrario.