Las coincidencias existen y las comparaciones suelen generar controversia, pero una película de mediados de los años ochenta no solo sirvió de inspiración para los personajes de «Harry Potter», sino que también dejó una marca histórica en el cine al presentar, por primera vez, un personaje completamente creado por computadora dentro de una escena de acción real.
Todo empezó con un diseño sencillo pero inolvidable que superó límites tanto técnicos como creativos. En la película «El joven Sherlock Holmes» de 1985, un caballero de vitral (“stained-glass knight”) cobra vida y enfrenta a los protagonistas. Este personaje se consideró el primero creado íntegramente por CGI y presentado de manera realista en una escena con actores reales. Dejando una huella decisiva en la evolución de los efectos visuales.
¿Cómo se desarrolló este personaje?
El caballero se dsarrolló por el Graphics Group de Lucasfilm, bajo la dirección de John Lasseter, la misma unidad que más tarde se transformaría en Pixar. Para su integración, el personaje se digitaliza y colorea directamente sobre el film utilizando tecnología láser, logrando un acabado fotorrealista y característico de aquella época.
Esta innovación llamó la atención de la industria y fue nominada al Oscar en la categoría de Mejores Efectos Visuales. Marcando un impulso clave para el uso del CGI en películas con acción real, incluso antes del auge de grandes proyectos como «Toy Story». Técnicos de Industrial Light & Magic recuerdan que la escena del caballero se convirtió en una de las primeras pruebas contundentes de que lo digital podía incorporarse de manera convincente en el cine.
A partir de ese momento, la animación digital comenzó a avanzar sin detenerse. Títulos como «Jurassic Park», «Matrix» y «El señor de los anillos» lograron avances extraordinarios en realismo visual. Pero ninguno de esos logros hubiera sido factible sin la pionera innovación que marcó 1985.
Lo que inició como una breve aparición de un caballero de vitral fragmentado, se convirtió en el punto de partida del CGI como una herramienta esencial para la narración cinematográfica moderna. Este logro no solo recibió elogios y una nominación al Oscar. Sino que también encendió la llama que, con el tiempo, revolucionaría la manera de imaginar y construir universos en el cine.
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