Casi redondeando su set en el Teatro La Cúpula, Wilco tiene a todo el público en el Teatro La Cúpula cantando su único casi hit mundial, “Jesus, Etc”. Una de esas canciones que estuvo a punto de hacerlos conocidos masivamente. Pero que, en realidad, es una perla más de un trabajo contundente que ya tiene 30 años y que vivenciamos con entusiasmo la noche del lunes 02 de junio en dos horas y 10 minutos de un set de 24 canciones.
Abrieron los fuegos Niño Cohete, la banda de Concepción que en lo sonoro calzaban perfecto con el ánimo de la gente llegando al recinto del Parque O’Higgins, en una postal a la espera del invierno que se acerca. Con pulcritud y oficio, el grupo cumplió su labor mientras el Teatro la Cúpula se iba llenando.
Con puntualidad, a las 9 de la noche subieron al escenario los comandados por Jeff Tweedy. Héroes indiscutidos del indie de los Estados Unidos hecho en Chicago. Una de esas bandas que mantienen una tradición sonora y que la llevan a lugares insospechados. Del country rock a la vanguardia sin escalas y todo a la vez. Claro, con su formación más reciente que ya cumplió dos décadas, todo es posible. Y así lo podemos escuchar, ver y sentir en el arranque del concierto con “Company in my Back” y “Evicted”. Esto, antes del primer momento de gloria del muro de guitarras que construyen Tweedy con Nels Cline en “Handshake Drugs”. Uno de los momentos altos de una noche que recién comienza y que decanta en suavidad y sutilezas de inmediato con “If I Ever was a Child”.
Un disco fundamental en la historia de Wilco es “Yankee Hotel Foxtrot”, su cuarto trabajo y el que cambió su destino. Su paso del rock alternativo de raíces a la madurez de vanguardia del indie queda plasmado perfecto en “I am Trying to Break your Heart”, coreada por todos los asistentes. Al igual que la luminosa “Pot Kettle Back” precedida de “One Wing”, de su homónimo de 2009. Y si quedan dudas del oficio de Wilco basta escuchar las suaves voces de Tweedy con el bajista John Stirriat, los dos únicos miembros de los orígenes de la banda, para la bienvenida “You Are my Face”. Una de ese “Sky Blue Sky” fundamental para una generación de músicos en Chile.
La facilidad con la que Wilco transita por distintas veredas musicales es digna de asombro. Del duelo de guitarras y psicodelia entre Cline y Pat Sansone junto a la batería de Glenn Kotche en “Bird Without a Tail / Base of My Skull” pasamos a un recuerdo de 1995 con “Box Full of Letters”. Yde vuelta al presente con “Annihilation” para decantar en la preciosa “Hummingbird” del querido “A Ghost is Born” de 2004. Acá, se luce Mikael Jorgensen construyendo paredes sonoras angelicales. El mismo mood celesital es el que trae uno de los mejores momentos del set con “Either Way” y la más aplaudida de la noche, “Impossible Germany”, confirmando el lugar de Nels Cline como uno de los mejores guitarristas del rock de este siglo XXI. Todo, mezclando métricas de jazz e imrpovisación a la base férrea de Jeff Tweedy, quien está atento contemplando y dirigiendo el huracán.
Ya en los descuentos, el toque soul de “Hate It Here”, con falsete bien logrado de Tweedy, es bienvenido. Para ir cerrando, la lúdica “Walken” y la jam desbordada de “Spiders (Kidsmoke)” y el compromiso total del público coreando riffs. Una noche redonde que tuvo su broche de oro con un bis donde el espírituo de Woody Guthrie se hizo presente en “California Stars”. Y un cierre lleno de luz con “A Shot in the Arm”. Es ese Wilco el que volvimos a ver por estos lados. Una banda que logra la alquimia perfecta entre el rock de tradición con la inquietud sonora para abrir nuestras mentes. Es la lección que nos queda. Y la promesa de volver a encontrarnos más pronto que tarde.
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