La cartelera de conciertos se tiñe de oscuridad infernal en los próximos días, con el esperado debut en Chile de los finlandeses Beherit, una leyenda del black metal de comienzos de los 90, que después de un largo período alejados de los escenarios finalmente están de vuelta y llegando donde nunca antes.
La cita en Santiago es este miércoles 21 de mayo en el Teatro Cariola, con las bandas invitadas nacionales Undertaker Of The Damned y Sporae Autem Yuggoth. Las entradas están en sistema Passline.
Antes de eso hablamos unas palabras con uno de sus miembros fundadores, Marko Laiho, conocido en estas lides como Nuclear Holocausto Vengeance. Esto salió:
-Saludos Marko, ¿qué tal todo? Ya los estamos esperando en Santiago, ¿cómo lo toman ustedes?
-Muy bien, muchas gracias. Estamos con muchas ganas de tocar en Chile y específicamente en Santiago.
-Un momento especial para la banda. El año pasado volvieron a tocar en vivo después de casi 30 años. ¿Cómo ha sido este reencuentro con los escenarios?
-Muy especial y genial. Me encantó. Yo había estado pensando en volver a tocar con la banda después de 30 años, pero el concierto que dimos en Osaka, Japón, fue increíble en todo sentido. Me encantó y tenía muchas ganas de hacer más conciertos y también de venir a Sudamérica. De alguna manera fue como sentirme joven de nuevo.
-En ese sentido, ¿qué podemos esperar del concierto? Beherit ha tocado diferentes estilos a lo largo de su carrera, desde black metal hasta dark ambient. ¿Este concierto se centra en una época específica de la banda o intentan tocarlo todo?
-Sí, tenemos material diverso. Creo que, por supuesto, debemos concentrarnos en las canciones clásicas de Beherit de los álbumes como “Drawing Down the Moon” y “The Oath of Black Blood”, pero probablemente también tocaremos un par de canciones de “Engram” y mezclaremos efectos nuevos y más brutales, combos nuevos y temas antiguos. Pero con un enfoque un poco diferente esta vez, más como terror espacial o extraterrestres para que sea más visible y atmosférico.
-Suena prometedor. Bueno, ya que estamos hablando de historia, hagamos un poco de historia, acá siempre nos gusta indagar en los orígenes de los músicos y de dónde viene lo que hacen. En tu caso, ¿recuerdas, por ejemplo, cómo te adentraste en la música oscura?
-Probablemente fue algo como Metallica, algo así. Escuchaba “Master of Puppets” y “Ride the Lightning”. Y luego podría incluir a Slayer y, ya sabes, Kreator y Possessed, a fines de los 80 eran lo más grande y agresivo del thrash y el death. Luego empecé a participar en el intercambio de cintas en esa época. Empecé a conseguir grabaciones en vivo de Slayer y algunos ensayos y maquetas de esas grandes bandas. Y empecé a conectar con las bandas underground. Estuve muy metido en la escena del intercambio de cintas a finales de los 80 y principios de los 90. Debo decir que a finales de los 80 estaba Cogumelo Records, de Brasil, que tenía algunas de las mejores bandas de Sudamérica. Así que intercambiamos material, yo les envié algo de música punk finlandesa.
-¿Y algo de Chile de esa época? ¿Recuerdas si tenías cintas de acá?
-Sí, claro. Creo que el país con el que estaba más activo fue probablemente Brasil. Pero sí, claro, Chile también lo era en ese momento. De hecho hicimos un EP compartido con Death Yell. Y estaba Pentagram, recuerdo que tuve su primer demo, y también el de Sadism. Chile ya estaba ahí desde el principio. Había bandas con un sonido muy crudo y potente.
-Claro, el split con Death Yell fue algo recordado, sobre todo para nuestra escena en que nos sentíamos aislados del mundo, ¿cómo se gestó ese proyecto?
-Nos conocimos a través de contacto normal, por correspondencia y todo eso, pero fue completamente por el acuerdo con Turbo Music. Teníamos una canción extra, que queríamos reemplazar o incluir en «Dawn of Satan’s Millennium». Pero la discográfica nos dijo que sería bueno lanzarla por separado. Y se decidió que lo hiciéramos en un split con Death Yell. No sé cómo llegaron a elegirlos a ellos, pero fue un buen split, era una buena banda.
-Luego llegó el primer gran hito, para Beherit: el álbum «Drawing Down the Moon”. ¿Cómo recuerdas ese momento, el impacto que tuvo ese álbum y la enorme influencia que sigue teniendo hasta hoy?
-Sí, fue un enfoque diferente al de nuestras primeras grabaciones. Hay más atmósfera y cierto ritual pagano. A algunos les gusta. Claro, hay influencias de Bathory, yo escuchaba mucho Bathory en esa época. El mundo era muy diferente a principios de los 90. Había internet, pero era antes de la World Wide Web. Así que la información era muy lenta. Había que esperar semanas, a veces incluso un mes, para recibir esa retroalimentación. Pero debo decir que «Drawing Down The Moon», cuando se estrenó, no era tan popular como lo es hoy en día. Ahora es totalmente diferente, un mundo diferente. La información es rapidísima. Subes tu música online y recibes la respuesta al instante en un minuto. Antes había que esperar.
-Luego vino la evolución de la banda hacia un sonido más ambiental y electrónico. ¿Cómo fue eso?
-Fue algo muy, muy arriesgado. Nunca se sabe cómo se tomarán los fans estos cambios. Así que hay que ser muy, muy valiente para hacer algo así. Me mudé a Helsinki por aquel entonces. No tenía banda, pero siempre me ha gustado la música electrónica. Escuchaba a Coil, Skinny Puppy y música industrial. Así que fue muy natural. Como dije, el mundo era muy diferente. Y yo siempre he querido expresarme a mi manera. No estoy aquí para complacer a nuestros fans, porque cada uno tiene su propia opinión sobre qué tipo de álbum debería hacer la banda. Nunca ha sido esa mi intención.
-Más adelante vino “Engram”, que fue muy importante porque retomaba algunos elementos del sonido inicial de Beherit, pero a la vez con un sonido más maduro. Así que era más equilibrado entre las diferentes cosas. ¿Cómo lo ves desde ese punto de vista?
-Sí, tienes razón. La producción fue mucho mejor. Fue como si hubiera estado trabajando solo en un estudio casero con los teclados y las máquinas durante varios años. Así que fue muy refrescante volver a tener una banda y grabar un álbum. Fue una buena época. De hecho, teníamos planes para continuar y probablemente dar algunos conciertos. Pero poco después de las grabaciones, me fui de viaje a Australia y Nueva Zelanda. Cuando volví, seis meses después, ya había terminado. Pero era un álbum muy bueno, tanto las canciones como la producción. Y tienes razón en que es una combinación de ambos: “The Oath of Black Blood” y “Drawing Down the Moon”, con elementos similares, pero con una producción diferente.
-Después de todos estos años, ¿qué opinas de lo que está pasando con el black metal ahora mismo?
-Me ha sorprendido mucho la cantidad de bandas que hay hoy en día. Me refiero a bandas de metal. Hay cientos y cientos, probablemente miles, de bandas nuevas. Pero, para ser sincero, no escucho mucho metal. Claro, a veces reviso si vienen teloneros a nuestro concierto, pero estoy totalmente fuera de la escena. Cuando escucho metal, escucho esos discos viejos que tengo. Tenemos un chico en la banda que sigue a los nuevos grupos y sigue intercambiando cintas y revisando los nuevos discos. Pero yo no tengo noticias.
-Por último, ¿qué planes hay para lo que viene? ¿Podemos esperar un nuevo álbum pronto?
-Ahora mismo, estamos totalmente concentrados en esta gira y estamos añadiendo nuevos elementos a esas canciones clásicas de Beherit. Pero, por supuesto, estoy muy pendiente de lo que pasará con Beherit en el futuro, porque por mucho que me gusten estas canciones, no quiero tocarlas una y otra vez. Después de esto, tengo ganas de ver qué tipo de experimentos podemos hacer en el futuro.
-Bien, eso es todo por ahora, gracias.
-Nos vemos allá. Adiós.