La escena del heavy metal y el hard rock de los 80 no hubiera sido lo mismo sin la existencia de W.A.S.P., símbolo y paradigma del lado más salvaje, desmadrado y excesivo de estos géneros. El grupo se convirtió en sinónimo de polémicas, censuras y de estar siempre jugando al filo, impactando a toda una generación.
Todas esas características se resumieron en su fundamental primer disco homónimo de 1984, de donde salieron clásicos como “I wanna be somebody”, “L.O.V.E. machine” y “Sleeping (in the fire)”. A fines del año pasado se cumplieron 40 años de su lanzamiento, así que la banda lo celebra con una gira mundial dedicada a tocar el disco completo, que ahora llega a Chile: viernes 2 de mayo, Teatro La Cúpula, con entradas por Ticketmaster.
Con eso se ponen fin a 20 años de espera por el regreso de la banda, que hasta ahora sólo había venido en 2005 en un recordado primer show. En la espera por este reencuentro y el ingrediente especial de la obra maestra que vienen repasando, nos comunicamos con el vocalista, guitarrista, líder y fundador de W.A.S.P., Blackie Lawless.
-Blackie, llevamos 20 años esperando un nuevo concierto de la banda, ¿ustedes están tan contentos como nosotros?
-Estamos encantados. Como dijiste, ha pasado muchísimo tiempo. Y no se nos ocurre un mejor disco para esta gira, porque, como sabes, estamos haciendo la gira One Alive, que es el primer álbum tocado completo, de principio a fin. Es el concierto perfecto para llevarlo de vuelta a Chile esta vez.
-Todos tenemos grandes recuerdos de ese primer disco, ¿cuáles son los tuyos? Lo que más te haya marcado en esos locos años.
-Como cualquier banda nueva, cuando estás empezando, con tu primer disco y tu primera gira, todo es nuevo. Todo. Vas a lugares donde nunca has estado. Ves cosas que nunca has visto. Haces cosas que nunca has hecho. Con el tipo de espectáculo que teníamos, todo lo que hacíamos visualmente era muy extremo. Así que llegó hasta nosotros un público que compartía esa misma actitud. Ellos también eran muy extremos y hacían todo tipo de locuras. No era como una banda de rock normal. Era muy, muy diferente.
-Debe haber sido divertido, pero tampoco fue fácil. Estaba el fantasma de la censura, algunas entidades conservadoras estaban llevando a cabo una cacería de brujas contra las bandas de heavy metal. De hecho, el primer sencillo de W.A.S.P., “Animal (Fuck Like A Beast)”, tuvo muchos problemas. ¿Qué recuerdan de ese aspecto?
-Fue la primera y única vez, al menos eso creo, en que una banda había firmado con una gran discográfica, pero ante el primer single la compañía reculó, se hizo a un lado y tuvo que venir otra disquera más pequeña para lanzarlo. Eso nunca había sucedido antes. Y nunca hemos sabido de otra situación similar. Nos costaba entender por qué pasaban esas cosas. Porque no solo nos pasó con el sencillo «Animal», sino que nos prohibieron la entrada a varios lugares en nuestra primera gira. Nos prohibieron en Irlanda y en Noruega. Había varios lugares a los que íbamos donde no nos dejaban tocar. Y nunca nos habían visto. Nos prohibieron tocar solo por lo que habían escuchado sobre nosotros. Si hablas de censura, era extrema.
-Así y todo, era una época en que se tocaba mucho más rock. Paradójicamente, ahora no hay censura y el rock es más aceptado, pero ya no se encuentra esta música en los grandes medios, ¿cómo ves esa situación?
-Es muy cierto. Porque vemos que la censura se disfraza. Y cambia aproximadamente cada 20 años. Aparecerá una nueva versión de lo que hacía antes. Pero sigue siendo censura. Y el público debe ser muy consciente de eso. Deben observar de cerca. Porque los medios pueden ser muy engañosos en ese aspecto. Es algo de lo que no éramos conscientes al principio. Pero, obviamente, nos enteramos muy rápidamente de lo que pasó. Le había pasado a Frank Zappa antes, 20 años antes que nosotros. Y no lo sabíamos. Pero por eso Frank se pronunció tanto al liderar la lucha contra la censura cuando eso ocurrió en los 80. Como dije, fue una verdadera lección para nosotros cuando todo eso empezó a suceder. La mayoría de las bandas nunca experimentarán eso.
-Hay que poner ojo entonces. Si hablamos de música, el primer álbum de W.A.S.P., que es el que vienen celebrando, dejó canciones muy destacadas como el himno “I wanna be somebody”. Los versos “Viviré en la fama y moriré en llamas / Nunca voy a envejecer (I will live in fame and die in flames / I’m never getting old)”, ¿qué sentido tienen para ti 40 años después, viendo que finalmente sí envejecimos todos?
-Siguen igual, porque es una idea. Y esas ideas no mueren. Perduran. Y al analizarlas, son diferentes en distintos lugares del mundo. En Estados Unidos significa una cosa. Pero en Europa, significa otra. Y en Sudamérica, también significará algo diferente. En Chile, significará algo diferente. Se trata de esperanzas. Se trata de sueños. Y eso nunca desaparece.
-W.A.S.P. tenía algo especial, una audacia y un arrojo distinto al de otras bandas. En tu opinión, ¿qué era ese algo especial que tenían?
-Creo que era la química entre los integrantes. Eso era lo más importante, dentro de cualquier grupo, porque es lo primero que el público ve. Antes de escuchar tu música, antes de cualquier cosa, suelen ver una foto tuya o algo similar. Hoy en día, todo se consume por computadores y teléfonos, pero en aquellos tiempos, al principio, todo eran revistas. Traducir la esencia del grupo a fotografías era todo un desafío, llegar a la imaginación del público. Porque de eso se trata. De captar la imaginación del público. Eso fue fundamental. Y lo logramos.
-En ese sentido de la química en un grupo, ¿qué puedes decir de los músicos que tocan contigo ahora? ¿Qué tal es la química y la energía que hay?
-Es mucha. Es muy parecido. Esta banda lleva junta muchísimo tiempo. El bajista Mike Duda lleva con nosotros 30 años. Doug Blair, nuestro guitarrista, trabaja con nosotros desde 1992. Y Aquiles Priester (ex Angra), brasileño, lleva con nosotros poco menos de 10 años. Llevamos juntos muchísimo tiempo y la química es realmente sólida. No me da vergüenza decir que esta banda, estos músicos con los que tengo la suerte de tocar, es una de las mejores bandas del mundo musicalmente.
-Estábamos hablando del primer álbum de la banda, que sin duda fue muy importante, pero hay otros en la historia de W.A.S.P. que también lo fueron. ¿Cuáles dirías que marcaron un antes y un después en la historia de W.A.S.P.? Por ejemplo, pienso en “The Crimson Idol” o “The Headless Children”, o algún otro posterior.
-Diría que tienes razón, “The Crimson Idol” y “The Headless Children”. Pero ¿sabes qué? Para cualquier banda exitosa, si miras su carrera en retrospectiva, los primeros cinco años de la banda es donde realmente se forja su reputación. Después de cinco años todavía pueden hacer buenos discos, pero los primeros cinco años son los que vuelven a cautivar la imaginación del público. Eso fue lo mismo con nosotros, porque durante los primeros cinco años, con nuestro álbum debut, y luego hasta “The Headless Children”, logramos cautivar al público. Así es con todas las bandas exitosas. Esos primeros cinco años son los más importantes. Y si no tienen cinco años sólidos desde el principio, esa banda no va a durar mucho. Como dije, cualquier banda realmente exitosa que lleva 20 o 30 años, lo que tienen en común son esos primeros cinco años.
-Una teoría interesante, habrá que darle una vuelta. Mencionamos “The Crimson Idol”, ese fue un álbum muy importante por el contexto: a principios de los 90, la industria musical estaba cambiando con el rock alternativo, el grunge y todo eso. Y con este disco demostraron que el heavy metal todavía podía ser innovador y sonar bien. ¿Cómo lo viviste tú?
-Cierto. En mi caso, no pienso en términos de géneros. Solo pienso en música. Y cuando nos preparábamos para grabar “The Headless Children”, la EMI escuchó las primeras maquetas de ese álbum. Y dijeron: “No, este no es el disco que deberían estar haciendo. Deberían estar haciendo ‘I Wanna Be Somebody Parte 10’”. Y les dije: “Pero hemos crecido y cambiado”. Todas las bandas crecen y cambian. No puedes esperar que se mantengan igual. “The Headless Children” se lanzó y se convierte en disco de oro la primera semana. Y así, todos en EMI estaban muy contentos. Luego, con el siguiente álbum, “The Crimson Idol”, se enteraron de la idea de un disco conceptual. Y dijeron: “Este no es el disco que se supone que deberían estar haciendo”. Me volvieron a decir lo que creen que debería estar haciendo. Y les dije: “No, no pienso así. Tienen que darme la libertad de hacer lo que quiero”. Si hubiera escuchado a la EMI, no estaríamos teniendo esta conversación ahora. Mi carrera habría terminado. Pero, insisto, todo se remonta a los inicios de cada banda, a los primeros cinco años.
-Hablando de álbumes, el último álbum de W.A.S.P. ya es de hace muchos años. ¿Habrá uno nuevo?
-Sí, hemos estado trabajando en material nuevo, pero tuvimos un problema. En los últimos cinco años, han pasado muchas cosas. Llegó el COVID y eso paralizó todo. Y luego, cuando estábamos en la gira europea de 2023, no sé si lo oíste, pero me rompí la espalda durante la gira. Así que nos paralizaron después de eso. Hemos tenido mala suerte estos últimos años. Pero hemos estado trabajando en material nuevo y no sé cuándo estará terminado, pero lo estará en algún momento. Habrá un nuevo disco, sí.
-En cuanto a la trascendencia de W.A.S.P. como banda clásica de heavy metal, ¿cómo te gustaría ser recordado en la historia de la música?
-Siempre les he dicho a todos que nuestra música está diseñada para hacer reflexionar a la gente. Y eso es realmente lo que quiero que hagan. Quiero que piensen por sí mismos. No escuchen lo que alguien les dice que deben pensar o hacer. Háganlo por ustedes mismos. Y eso aplica a todo en la vida. Así que, si hay algo que he dicho constantemente a lo largo de mi carrera, probablemente es eso: piensa por ti mismo.
-Sabias palabras. Bueno, Blackie, eso es todo por ahora. Muchas gracias por tu tiempo. Nos vemos en Santiago.
-Bien, Jorge. Gracias por invitarme. Se lo agradezco mucho, señor.
