
Antes de ser guitarrista de los Sex Pistols, Steve Jones tenía otra habilidad: robar. Una de sus víctimas fue nada menos que David Bowie.
Todo ocurrió en 1973, la noche antes del último concierto de Ziggy Stardust en el Hammersmith Odeon de Londres.

“Me quedé con el micrófono de Bowie”
Según Louder, en una entrevista con The Guardian, Jones recordó esa noche: “Tocaron dos noches, y después de la primera dejaron todo el equipo montado”. Sabía cómo moverse. “Conocía el Hammersmith Odeon como la palma de mi mano; solía dormir allí todo el tiempo. Era como el Fantasma del Hammersmith Odeon”, afirmó.
Jones robó una minivan y volvió de madrugada. “Eran como las dos de la mañana. No había nadie, salvo un tipo sentado en la cuarta o quinta fila, dormido; estaba roncando”.
Actuó en silencio. “Caminé de puntillas por el escenario y robé algunos platillos, el amplificador del bajista (un amplificador Sunn) y algunos micrófonos. ¡Me quedé con el micrófono de Bowie, con su pintalabios!”.
Reaparición punk
Se cuenta que parte del equipo robado fue usado por los Sex Pistols en sus primeros shows. Años después, Jones aclaró: “En realidad, no creo haberle robado nada. No creo que los micrófonos fueran suyos”.
Sin embargo, sí sintió culpa por algunos objetos. “Los únicos por los que me sentí mal fueron por el baterista Mick Woodmansey, y Trevor Bolder, el bajista”.
“Le di 300 dólares”
Tiempo después, se reencontró con Woodmansey. “Vino a mi programa de radio hace unos años, y pensé en contarle en vivo, cuando estábamos en antena, lo que hice”.
Steve Jones le confesó el robo y le preguntó cómo podía compensarlo. “Me respondió: ‘No sé; danos un par de cientos de dólares’. Creo que le di 300 dólares, así que se puso muy contento”.
También reveló que se lo mencionó a Bowie: “Más o menos lo hice, en una llamada telefónica. Sabía que lo había hecho; le pareció gracioso”.