Nadie lo detenía. En una nueva entrevista con Metal Hammer, Dani Filth habló de sus raíces grunge en la escena hardcore de Suffolk. Cuando solo era un adolescente y un matón del skate punk.
El cantante de Cradel of Filth explicó además episodios divertidos de su pasado. Como cuando relató que «mi pueblo fue el primero de Inglaterra en instalar un circuito cerrado de televisión para vernos patinando».
El pasado de Dani Filth como adolescente
Antes de cofundar una de las bandas de black metal más controvertidas de Gran Bretaña, Filth pasó su adolescencia patinando por su pueblo de Suffolk. Escuchando música hardcore y thrash metal. Revela que sus payasadas con el monopatín molestaban tanto al ayuntamiento local que instalaron cámaras de vigilancia. E incluso pusieron gravilla en una concurrida calle principal para intentar disuadirle.
El cantante explica que «alrededor de los 15, 16, 17 años, escuchaba hardcore americano, thrash metal y de todo. Fue nuestra pandilla de skaters la que consiguió que se promulgara esa ley: ‘Montar en monopatín no es delito’, o algo así. Al parecer, el nuestro fue el primer pueblo de Inglaterra que instaló un circuito cerrado de televisión, ¡sólo para vernos patinando! Y llegaron a tal extremo que pusieron toda esa mierda en la carretera. Era como grava, pero estaba en el asfalto. Era raro».
Sin embargo, lo único que consiguieron fue irritar a los demás. «¡La gente estaba cabreada porque tenían que pasar con sus coches por encima!». ríe Filth. «Era sólo para que no patináramos por la calle principal, cosa que hacíamos todo el tiempo», explica Dani Filth.
En otra parte de la entrevista, Filth reflexiona sobre una de sus primeras bandas y cuenta que solían ensayar en el salón de casa de su madre: «lo habrás oído por toda la calle. Su respuesta fue: ‘Bueno, acabamos de poner doble acristalamiento’. Fue durante el boom de los 80, cuando todo el mundo tenía doble acristalamiento. Todo iba bien hasta que compró una alfombra nueva. Y entonces nuestro batería se olvidó de poner la alfombrilla. Acababa de engrasar su nuevo pedal de batería. Intenté taparla -duró un par de días empujando el sofá por encima en un ángulo ligeramente obtuso-, pero me descubrieron. Nunca volvió a ocurrir».