En Palabras Sacan Palabras, Álvaro Paci y Andrea Moletto conversaron con Claudio Seebach, decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez y ex presidente ejecutivo de Generadoras Chile. Esto a propósito de que el país entero quedara en la penumbra durante la tarde del martes debido a un apagón de gran magnitud que afectó a un 85% de la población.
“Eventos de bajísima probabilidad y alto impacto”
Para comprender lo sucedido, Seebach explicó que este tipo de eventos son altamente improbables, pero pueden generar consecuencias catastróficas. “Han ocurrido en lugares de países muy desarrollados como el noreste de Estados Unidos o Italia. Ha ocurrido en la India y hace poco también en Argentina”, ejemplificó.
La falla ocurrió en un momento crítico del día, cuando la energía solar del norte era transmitida hacia el centro y sur del país a través de una línea troncal. “Es como una carretera, tiene doble vía y normalmente si falla una pista, todavía está la otra pista. En este caso fallaron las dos pistas”, ilustró Seebach. La desconexión simultánea de ambos circuitos de transmisión generó un efecto dominó que dejó sin suministro eléctrico desde Arica hasta Chillán.
A diferencia del corte masivo registrado el invierno pasado —ocasionado por daños en líneas de distribución debido a fuertes tormentas—, en esta oportunidad no hubo infraestructura dañada. “En el caso de esta línea de transmisión troncal que lleva muchísima energía, no hubo daños”, explicó.
“Se abrió la línea por las razones que habrá que saber en futuro, por qué el sistema no funcionó bien y activó lo que se llama una protección. Entonces, la línea se abrió en los dos circuitos y desconectó esta gran línea que llevaba la energía a las ciudades. Y por lo mismo también se pudo reponer mucho más rápido de lo que se repuso la energía en las casas de lo que fue el daño en invierno”.
¿Es el sistema eléctrico chileno muy vulnerable?
Chile posee un sistema interconectado único en el mundo, caracterizado por su forma lineal y su extensión de más de 3.000 kilómetros. “Esto nos hace más vulnerables en comparación con otros países que tienen redes más diversificadas o están interconectados con sus vecinos”, explicó Seebach.
A nivel internacional, las redes eléctricas suelen contar con interconexiones entre países, lo que permite distribuir la carga y evitar colapsos masivos. En el caso chileno, la red opera de manera aislada, lo que la expone a fallas de gran impacto cuando ocurren problemas en las líneas troncales.
“En los últimos años ha aparecido la energía solar y eólica, y hoy hay más de 800 de estas unidades repartidas a lo largo del país”, explicó. “Entonces, no podríamos decir que el sistema sea más vulnerable, pero sí más complejo. Como te digo, 800 unidades, 30 mil km de línea, 19 millones de usuarios: eso lo hace más complejo y desafiante”.
Respecto a buscar responsables, Seebach enfatizó en que “lo que falló, es que en vez de estar apuntando con el dedo, primero hay que buscar la solución”. Y para esto, es esencial “la colaboración público privada en el suministro eléctrico».
