En Palabra Que es Noticia, Antonio Quinteros y Andrea Moletto conversaron con Ignacio Castillo, director de la Unidad Especializada de Crimen Organizado respecto a cómo estas bandas delictivas han evolucionado en Chile los últimos años.
Una herramienta clave en tiempos de crisis delictiva
Para enfrentar esta realidad, el gobierno ha priorizado la creación de la Fiscalía Supraterritorial, que centralizará la persecución de delitos complejos sin restricciones territoriales.
“Hace cinco años, Chile no enfrentaba un crimen organizado como el actual. Debemos reconocer que el Ministerio Público ha trabajado intensamente para ponerse al día”, señaló. En este contexto, la fiscalía supraterritorial será clave para enfrentar el nuevo escenario.
El nuevo organismo tendrá cerca de 100 funcionarios y 35 fiscales, dirigidos por un fiscal jefe con competencias similares a las de un fiscal regional. Su objetivo será unificar al país para desarticular redes criminales que operan a lo largo de Chile. Esto, estableciendo un vínculo directo con las fiscalías regionales para fortalecer la persecución penal.
El sistema italiano
Castillo explicó cómo las cárceles pueden convertirse en un centro de operaciones criminales si no se toman las medidas adecuadas. Para evitarlo, algunos países han desarrollado sistemas carcelarios especializados que buscan aislar a los líderes de estas organizaciones y frenar su influencia.
Así, destacó el caso de Italia, que desde 1992 implementó el “41 bis”, una legislación que impone un régimen carcelario de máxima seguridad para mafiosos y criminales de alta peligrosidad. Este sistema ha sido una de las herramientas más efectivas en la lucha contra la Cosa Nostra, la Camorra y la ’Ndrangheta, organizaciones criminales que han dominado el panorama delictual en Italia durante décadas.
“Las organizaciones criminales se fortalecen en las cárceles. Lo hemos visto en Latinoamérica con el PCC en Brasil, los Choneros en Ecuador o las pandillas en El Salvador. En Italia han logrado contener esto con un sistema penitenciario que aísla a los líderes de estas bandas, impidiendo que sigan dirigiendo sus redes delictivas desde prisión”, explicó.
El “41 Bis” es un régimen penitenciario que se aplica exclusivamente a delincuentes vinculados al crimen organizado y el terrorismo. Su objetivo es evitar que los líderes de estas organizaciones sigan operando desde la cárcel. Para ello, impone una serie de restricciones: aislamiento total, control de las comunicaciones, limitación del acceso a medios de comunicación y traslados frecuentes.
Así, entonces, Castillo señaló que en Chile «tenemos que separar a los líderes, algo parecido al sistema italiano».
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