Desde Elvis hasta Nirvana, el rock ha sido un terreno de lucha contra la censura. ¿Música peligrosa? Para algunos sectores conservadores, sí. Para los fans, solo la verdad en decibeles.
Corría 1957 y Cuba prohibía el rock por completo. La revolución veía en él una amenaza cultural. No fue hasta 2016 que los Rolling Stones rompieron ese silencio con un histórico concierto en La Habana. Pero la censura al rock no se limitó a la isla: ha estado presente en la historia de la música desde sus inicios.
Los años 50 vieron los primeros ataques. Elvis Presley y Little Richard escandalizaban con su energía y movimientos de cadera. Tanto así, que la televisión optó por enfocarlos de la cintura para arriba para evitar que su «provocación» llegara al público.
El rock desafía la moral: los 60 y el miedo a las letras provocadoras
En los 60, las letras de los Rolling Stones y The Doors trajeron nuevos problemas. «Let’s Spend the Night Together» fue vetada en varias radios por su contenido sexual, y Jim Morrison enfrentó censura por negarse a cambiar la letra de «Light My Fire» en televisión. Rebelde hasta el final, Morrison prefirió la prohibición antes que traicionar su mensaje.
Los 80 fueron el inicio de la censura institucionalizada. Con la creación del Parents Music Resource Center (PMRC), nacieron las famosas etiquetas de advertencia en discos. Twisted Sister y Frank Zappa llevaron la pelea hasta el Senado, defendiendo el derecho de los artistas a expresarse libremente.
El grunge y el rock alternativo en los 90 tampoco se salvaron. «Smells Like Teen Spirit» fue censurada en algunas estaciones por su contenido oscuro, y la portada de «Nevermind» de Nirvana generó controversia por mostrar a un bebé desnudo bajo el agua.
Lo que la historia ha demostrado es que la censura no ha logrado frenar al rock. Al contrario, ha sido su gasolina. Porque cuando un riff desafía las normas, es cuando la música realmente se vuelve peligrosa… y legendaria.