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Segundo día de Iron Maiden en Chile 2024: Una casa que jamás se demolerá

La Doncella de Hierro cerró su histórico paso con doble fecha en el Estadio Nacional, con la promesa de volvernos a ver.

Iron Maiden Chile 2024 Dia 2 Web
Kena Luppichini

«Estuvieron maravillosos hoy, seguro que mañana también lo estarán». Así concluía el legendario Bruce Dickinson la primera noche de Iron Maiden en Chile 2024. Y los chilenos, como no podía ser de otra manera, respondieron con su magnética energía que tanto los representa.

Y es que no hay mejor manera de conectar con alguien que a través de la música. Desde adultos que crecieron con «La Doncella de Hierro» hasta niños que posiblemente escuchaban el sonido de los británicos por primera vez, solo podían verse sonrisas en las caras del público. Y La Radio del Rock fue testigo del vendaval de energía que dejo Iron Maiden por su paso en el Estadio Nacional.

Al igual que la jornada anterior, una efervorescida fanaticada llegó desde temprano al Estadio Nacional. Un mar de gente luciendo poleras de Eddie, la mascota de la banda que, al igual que Maiden, ha trascendido las barreras del tiempo. Y por supuesto, esto se trata de algo familiar. Si desde afuera pareciera que el heavy metal es algo denso y pesado,  la gente demuestra una actitud amable y amena. Y siempre ha sido así con Iron Maiden. Son generaciones completas las que han colmado cada recinto en estas diez visitas a Chile.

Gente adulta que de seguro se repite el plato. Algunos muy jóvenes probablemente en su primera vez con Iron Maiden. Y muchas familias reunidas bajo una sola pasión. Eso tan solo como preámbulo de una velada que tuvo a los chilenos de Dogma abriendo los fuegos a media tarde. El ánimo se hacía notar en cada rincón del recinto de Ñuñoa. Y la temperatura en la cancha repleta subía al caer la tarde. Tan solo con los primeros riffs de «Doctor Doctor» de UFO, sabemos lo que se viene. El ritual comienza y la salida de «Blade Runner» anticipa el arranque de un set que pareciera que ya vivimos el miércoles, pero que cobra nuevo significado en el show número 12 de Iron Maiden en Santiago.

La conexión de Bruce Dickinson con los fans es total y absoluta.  Tanto así que el coro de la gente puede tapar el volumen de su siempre impecable desempeño como cantante dentro de Iron Maiden. Y como siempre, Steve Harris dirigiendo desde el bajo como el jefe de orquesta y fundador que es; su presencia es icónica y nos ha quedado en claro desde ese lejano 1996 en que lo vimos por primera vez sobre un escenario en Chile. Y qué decir del tridente de guitarras. Entre Adrian Smith, Dave Murray y Janick Gers, la música del grupo adquiere nuevos ribetes. Todo afirmado con el pulso preciso de un Nicko McBrain que, a pesar de haber tenido un ACV, mantiene la cuota de energía necesaria para darlo todo en cerca de dos horas de show.

Porque sí, el show de Iron Maiden es un espectáculo que impacta todos tus sentidos al completo. Pero en esta ocasión, no son los clásicos de siempre los protagonistas. ¿Dónde están «The Number of the Beast» y «Run to the Hills», por ejemplo? La banda se arriesga y combina la presentación de su más reciente disco de estudio, «Senjutsu» de 2021, con el esencial de 1986, «Somewhere Back in Time«. Y vaya que nos faltaba ver en vivo la espectacular «Alexander the Great».

El Maiden más progresivo y ambicioso, ese que toma lo mejor del hard rock, lo filtra con su primal heavy metal y resulta en algo tan propio que la grandilocuencia de su puesta en escena puede hacernos olvidar que son tremendos músicos. Que toman riesgos y no se quedan donde mismo. Ese disco, que ya tiene tres años, es prueba de ello. Y lo defienden. tal como mostraron con orgullo en suelo chileno «Brave New World«, «Dance of Death«, «The Final Frontier» y «The Book of Souls«. Cada una de esas giras ha tenido a Chile como destino. Ellos quieren compartir su nueva música con los troopers locales, por supuesto.

Y su público recibe con entusiasmo y respeto cada propuesta nueva que trae la Doncella de Hierro a Chile, a pesar de no conocerlas al completo. Claro, hay que guardar la garganta para cantar a todo pulmón (todo multiplicado por más de 59 mil hoy, desde luego). Pasa en «Can I play with Madness», donde Dickinson recuerda su devoción por Monty Python y el lujo de fan que se dio con tener a Graham Chapman en el videoclip que se toma la pantalla de fondo. También en «Fear of the Dark», ese clásico que le da nombre al disco que no pudieron presentar en Chile por la censura en 1992. Y también ocurre en «Iron Maiden», con homenaje a Paul Di’Anno incluido.

Todos esos fueron momentos en que el estadio completo lo dio absolutamente todo. Parecía que habían pasado solo cinco minutos, pero estábamos ya cerrando la lista principal. Y es que con la Doncella de Hierro, una máquina del tiempo es necesario, porque el tiempo vuela.

Y el bis no se hace esperar. Quedan más clásicos para darle broche de oro a una velada histórica, nada menos que un segundo show seguido en el Estadio Nacional, que ya es su casa. «The Trooper» parece ser la mejor opción, y así lo demuestra el recinto completo en un coro eterno. Pero es «Wasted Years», precisamente de ese «Somewhere in Time» que es parte de la columna vertebral de esta gira, la encargada de darle punto final a un show que nos mantuvo arriba en todo momento.

Como ya es costumbre, y lo escuchamos por vez número 12 en Chile, «Always Look on the Bright Side of Life» de Monty Python nos despide con las luces encendidas del lugar más importante para los eventos en Chile. Ese que, en un ya lejano abril de 2011, tuvo arriba en su tribuna un lienzo que decía una verdad absoluta: Iron Maiden, Chile es tu casa. Y no es una despedida, si recordamos que Iron Maiden festeja sus 50 años con gira desde 2025. Acá estaremos para volver a juntarnos con La Doncella de Hierro, refrescarnos en la previa y darlo todo con himnos que nos acompañan a nosotros, a nuestro hijos y, posiblemente, a nuestros nietos.


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