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La Revuelta, día 2: Los Tres como tenía que ser

Tras una primera noche de varios imperfectos técnicos, la segunda jornada se plantó como siempre tuvo que ser; todo fluyó y la banda arrasa con un cancionero popular único.

Los Tres Revuelta Dia 2 Web
Mariana Soledad

La Revuelta ya está en la capital, luego de su debut en la ciudad de Concepción. Las magnitudes son diferentes y la Arena de Santiago es la plaza que tiene a Los Tres durante cuatro noches. No hay espacio para concesiones, ni formatos que llamen a la nostalgia evocativa. Los Tres pasan un poco con ese concepto noventero de llegar «con la pata encima». Alvaro Henríquez suelta pocas palabras. Pero en esas siempre agradece la presencia y el coro que acompaña todo el set.

Tal como en Concepción y la primera noche en Santiago, el show no varía. Las veintinueve canciones siguen el orden. El relato es el mismo. Y la maestría interpretativa de sus ejecutantes pueden con toda la carga de 24 años de espera (para muchos es la primera vez que los verán con formación original) y que para la audiencia alcanza de sobra. Ángel Parra embulle energía y ganas. Pancho Molina es el firme pulso que la banda siempre necesitó. «Titae» Lindl mira al resto. Se ríe. Lanza uñetas. Y es la calma que se une a Álvaro Henríquez quien no claudica en su formato seco, directo y sin lugar a desatar una nostalgia que lo desconcentre del buen sonido de la banda y la cuenta de arranque para cada canción.

«Follaje en el invernadero», un clásico instrumental de 1993, del disco «Se remata el siglo», abre los fuegos. Y funciona para el fiato del grupo, el sonido y la puesta en escena. Luego le siguen un vendaval de rock and roll intenso con ‘El aval’, ‘Gato por liebre’ y Hojas de té’. El paseo sonoro fluye entre los primeros cinco primeros discos del grupo. ‘Déjate caer’ y ‘Moizéfala’ son las canciones que marcan el fin de la primera parte.

Los Tres hacen un intermedio y al son del «Jazz Huachaca», la figura de Roberto Parra aparece en las pantallas, la banda se instala para activar el “modo cueca”, modo que se activó para siempre después de la histórica presentación del grupo para las sesiones MTV Unplugged en septiembre de 1995. Hacer cantar los clásicos de Los Tres es obvio, pero que Álvaro Henríquez abra el micrófono al público para cantar ‘La vida que yo he pasado’, la cueca de Roberto Parra, es la constatación de que el gran legado de la banda – más allá de sus canciones- será el rescate patrimonial del folclore de los bajos mundos, de los perdedores de la sociedad; la cueca centrina y el arraigo popular en su máximo esplendor y en la voz de los 15 mil asistentes.

La fiesta eléctrica sigue y ahora será una batería de corpulentas canciones que no darán tregua y las ubicaciones de asiento se acaban, todos de pie para cantar ‘La primera vez’, ‘La espada y la pared’, ‘He barrido el sol’, dejando para el último bis ‘Pájaros de fuego’, ‘Bolsa de mareo’, ‘No sabes que desperdicio tengo en el alma’ y’ Tu cariño se me va’, original de uno de los maestros de la Nueva Ola criolla como Buddy Richard (otro rescate patrimonial por parte de Los Tres).

Los Tres son una banda de rock & roll en vivo, sus capacidades pueden con el show y en esta jornada el apoyo estuvo a la altura ¿Puede ser un poco más? Siempre, un adorno escénico nunca vendrá de más si se trata de resaltar a las canciones que hoy llenan el gran cancionero local. La Revuelta sigue y crece día a día.

La segunda de cuatro fechas está lista, todo salió bien, como tenía que ser.


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