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Por Equipo Futuro.cl
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En Palabras Sacan Palabras conversamos con el actor Daniel Alcaíno sobre su nueva cinta “Penal Cordillera”.
La película «Penal Cordillera» se ambienta en el 2013, cuando el presidente Sebastián Piñera anunció el cierre de aquel centro penitenciario de lujo que albergó a los 5 hombres más crueles de la dictadura: el General Manuel Contreras, el Brigadier Miguel Krassnoff, el General Odlanier Mena, el Coronel Marcelo Moren Brito y el Brigadier Pedro Espinoza.
Además, en el elenco destacan las actuaciones de Andrew Bargsted como Navarrete, Hugo Medina interpreta al General Manuel Contreras, Bastián Bodenhöfer personifica al Brigadier Miguel Krasnoff, Mauricio Pesutic al Coronel Marcelo Moren Brito y Alejandro Trejo al General Odlanier Mena.
¿Cómo fue ponerse en la piel de estos nombres?
«Yo no tuve esa tarea, la tuvieron actores consagradísimos y maduros, como Hugo Medina, que interpreta a Manuel Contreras. Yo interpreto al alcaide de la cárcel, fue urgente el llamado que me hicieron y en el Cajón del Maipo me cortaron el pelo, estuve internado ya con colegas que estaban poseídos por los personajes».
«La película es monstruosa, hay ternura y cosas miserables. Mi personaje no tiene mucha autoridad, es como un presidente que está amarrado por una constitución a hacer cosas. Fue la punta del Iceberg esa entrevista del 2013 al general Contreras. Creo que eso el director, Felipe Carmona, lo hizo en una obra y luego en esta película».
«El director se sumergió para imaginar como era el día a día. Algunos jugaban tenis, otros escuchaban a Chopin. Es interesante cómo el director se sumerge en esa realidad asquerosa por momentos, pero también con momentos de ternura. El general Krasnoff les enseña a los gendarmes técnicas de ahogo, de estrangulamiento. Nosotros al ver la película quedamos con la sensación de que es oscura, pero a la vez, esos viejitos podrían ser nuestros abuelos», responde Daniel Alcaíno.
¿Cómo se hace la mezcla de hacer este tipo de personajes?
«Qué loco que seguimos haciendo películas de esto, es como un psicodrama, como la alegoría de la caverna y ver qué podemos ser capaces de hacer cuando nadie nos ve. Los gendarmes venían del sur y deben convivir con estos presos, uno ayuda a contar esta historia, pero ellos viven peor. Uno como actor debe interpretar todo lo que existe, no puede interpretar cosas. No me interesa trabajar con gente que a estos viejitos los quiere presentar como inocentes», expresa el actor.
¿Qué te parece lo que hizo Larraín con la temática que ocupo para la serie de Pinochet?
«Ellos tienen una visión de vampiro, una metáfora y respeto, lo que decide el director. Existe un purismo que antes no existía. Con 42 días en la oscuridad pasó lo mismo, porque los familiares se molestaron, pero no enfrentamos a eso continuamente al interpretar».
¿Qué te parece el triunfo de Milei?
«Lo vi a Milei como espectador, como un personaje. Pienso en Yerko y las cosas que podría incluir».
¿Puede haber un Milei en Chile?
«Sí, Milei rima con Matthei, con Kast ya no, ya se fue. Lo de la constitución nació muerta. La gente se dio cuenta y fueron a votar los de allá arriba, los de las 3 comunas. Perdimos la virginidad con la corrupción, es tentador lo de Milei desde el punto de vista de su populista».
¿Proceso constitucional defenestrado?
«Nunca me ha importado, es un engaño. Empezaron a armar este cuento como Milei, cuando metieron a Milei a decir garabatos».
¿Nunca creíste en el proceso?
«Jamás, ni en la primera convención, ni en esta. Se llama asamblea constituyente, no dejen de engañar a la gente».
¿En qué crees, qué se puede hacer?
«Ser bueno, ayudar al vecino, hay que ser espontáneo. Yo soy actor y me permito arrancarme de los lugares en los que no quiero estar. Yo no pesco a los medios, me paso por el orto a Gran Hermano y me parece que le han sacado brillo al muñeco Fiu, Fiu antinarco».
¿Se exageró con Fiu?
«Fue muy divertido cuando le iban a poner la medalla de oro porque la esfera solo tiene su boquita».
¿Hay material para Yerko?
«Sí, me gusta esa sensación de reírse de lo que les pasa a los otros, todo era un chiste. Yo nací en dictadura y después fue todo un chiste», concluye el actor Daniel Alcaíno en Palabras Sacan Palabras.