ENTREVISTAS

Investigadora y violencia escolar: «Todo tipo de violencia afecta a los estudiantes»

De la violencia escolar y sus efectos en el rendimiento estudiantil, en #FuturoPQN conversamos con la directora del Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar de la Universidad de la Frontera, Mónica Bravo.

Violencia Escolar Getty Card Web
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Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con la investigadora y directora del Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar de la Universidad de la Frontera, Mónica Bravo.

La violencia escolar, en sus formas de violencia directa, discriminación y ciberacoso, afecta negativa y significativamente los indicadores de rendimiento académico.  Así lo revela el primer estudio de este tipo a partir de datos del SIMCE. Realizado por especialistas del nuevo Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar. Perteneciente al Núcleo Científico Tecnológico en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera (UFRO). A partir del análisis de los datos de 182 mil alumnos de segundo medio de todo Chile.

¿Cuál es la investigación que ustedes hicieron?

“Lo primero señalar que desde el núcleo de ciencias sociales de la UFRO trabajamos mucho con el clima escolar, convivencia y se han realizado varios estudios y encuestas. Ya tenemos evidencia empírica en Chile sobre todo tipo de violencia y cuáles son los tipos de violencia que afectan más el rendimiento. Cómo afecta la violencia al bienestar de los estudiantes”, señala Mónica Bravo.

Existe una correlación entre la violencia y los escolares. ¿A qué se refiere?

“Cuando hablamos de violencia no podemos hablar de un solo tipo, hay muchas formas de violencia. Esta puede ser simbólica, por ejemplo cuando no se salvaguardan derechos de la infancia o se segregan a ciertos grupos; ahora también, hablamos dentro de la violencia escolar que podría ser directa y otras no tan directas como la psicológica”, indica la investigadora.

¿Cuáles son los principales hallazgos de este estudio?

“Recojo la idea inicial, todo tipo de violencia afecta a los estudiantes. Al rendimiento este último tiempo se le ha dado demasiada relevancia, pero el foco tuvo que haber estado puesto en cómo esta violencia afecta a los sentimientos. Cuando tenemos buenos ambientes basados en reglas y aspectos positivos, tenemos bienestar y si existe bienestar hay rendimiento”, afirma Mónica Bravo.

Se ha puesto el acento en rendir más que en tener un buen ambiente…

“Durante mucho tiempo han importado los indicadores, la escuela está llena de indicadores administrativos o financieros y finalmente ponemos a la escuela a competir. Esto nos ha alejado del bienestar”, asegura la investigadora.

¿La exigencia de un Simce o de ese tipo, condicionan lo que la escuela debe hacer? y ¿cómo se puede hacer este cambio?

“Primero los instrumentos nunca tienen la culpa, especialmente pruebas estandarizadas que tienen más de 40 años, nosotros necesitamos indicadores con base científica que nos vaya orientando. Aquí las pruebas no son las culpables. Insisto, nosotros siempre vamos a necesitar indicadores, participamos de las pruebas OCDE y esto nos ha posicionado en qué nivel estamos, pero el problema es cómo usamos estos indicadores. Algo ha estado mal porque nunca se había inyectado tanta plata a las escuelas y no ha mejorado, cuáles son las orientaciones que estamos dando”, plantea Mónica Bravo.

Reflexión académica, hoy uno ve violencia de algunos jóvenes en la calle para tener mínimo de salud mental, transporte gratuito, practicas pagadas para liceos técnicos…

“Muchas de estas peticiones son legítimas, la escuela tiene que ser una instancia para que se dé la equidad, esto significa que tienen las mismas oportunidades de educación. Muchas de estas demandas son legítimas, pero ahora, ahí tenemos un programa muy grave porque nosotros nos comparamos con los países desarrollados, pero tenemos una base económica que no es industrial y está basada en la extracción de materias primas, es difícil tener todas estas expectativas con un sistema económico que no nos acompaña”, asevera la investigadora.

¿Cambiar la matriz productiva?

“Hay un modelo que está detrás, pero también uno educativo, le damos muy poca importancia a lo económico. Queremos que todos sean ingenieros o abogados”, concluye Mónica Bravo.


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