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Rodolfo García, baterista de Almendra y Aquelarre, murió a los 75 años

El histórico músico argentino había sufrido un ACV el miércoles pasado que lo había dejado en estado de muerte cerebral.

Rodolfo Garcia Bateria Web

Rodolfo García, baterista de Almendra y Aquelarre, falleció a los 75 años de edad, según reportan medios argentinos.

El pasado miércoles, el histórico músico había sufrido un ACV. Se había desvanecido en su casa, debiendo ser trasladado de urgencia al Hospital Tornú. Allí fue operado, pero el diagnóstico resultó cruel: muerte cerebral. El cuadro era irreversible y falleció a los seis días después.

Rodolfo García y una vida dedicada a la música

García fue un destacado baterista de la escena de la música de Argentina que marcó a las nuevas generaciones con su virtuosismo. Influencia indiscutible para los bateristas que lo sucedieron en el rock argentino, el músico supo construir una trayectoria tan extensa como intachable. Sus primeras melodías las tocó en el acordeón heredado de su padre, pero su visión cambió al escuchar a Little Richard: decidió armar su primera batería con las ollas y las cacerolas de su mamá para emular ese ritmo frenético que lo había atrapado.

Todo comenzó en su adolescencia, cuando a los 17 años cursaba la escuela industrial en el Manuel Belgrano de Floresta a la vez que trabajaba en un taller mecánico. Por ese entonces conoció a Luis Alberto Spinetta, y se unirían por la música. El baterista ya tenía una banda, Los Larkins, e invitó al joven guitarrista a sumarse a la agrupación. La formación fue modificando su nombre, terminaron llamándose Los Mods. Tiempo después se fusionarían con Los Sbirros, el que sería el primer esbozo de Almendra, con Emilio del Guercio y Edelmiro Molinari.

La irrupción de Almendra

Rodolfo García tuvo que cumplir con el Servicio Militar Obligatorio. Pero el sueño continuó. «Mientras yo terminaba la colimba nos escribíamos cartas, fantaseábamos con que el grupo iba a matar. En marzo del 68 me dieron de baja y ahí comenzó la historia», recordaba García para el libro «Spinetta. Crónica e iluminaciones», del periodista y escritor Eduardo Berti.

Ese mismo año grabaron el primer sencillo, con “Tema de Pototo” y “El mundo entre las manos” entre las canciones. Al siguiente, arrancaron las presentaciones en vivo. Y en 1970 sacarían a la venta el disco «Almendra», con la célebre tapa dibujada por Spinetta. Pero de ese sueño, casi adolescente en su concepción pero tan maduro en la excelencia musical, se despertarían pronto: el grupo se disolvió a tres años de su formación, luego de sacar otro disco. Rodolfo García no quería ese final.

«En ese momento se dijo: ‘No nos dividimos, nos multiplicamos’. De alguna manera fue cierto porque de Almendra salieron tres grupos: Pescado Rabioso (Luis), Color Humano (Edelmiro) y Aquelarre (Emilio y yo). Pero en realidad no habíamos decidido multiplicarnos, sino que nos dividimos porque no nos bancábamos más seguir juntos», explicó García

Su paso por Aquelarre

El baterista continuó su propio camino. Y lo hizo con solvencia. En Aquelarre incursionó en el blues y el jazz, y también dejó su huella en el rock nacional. Todos cantaban, tanto él desde la batería como Del Guercio en el bajo, Héctor Starc en la guitarra y Hugo González Neira en teclados. Esa característica los distinguió de otros grupos.

Sin embargo, su vínculo con Luis Alberto Spinetta nunca se cortó. El «Flaco» lo convocaría para la grabación de «Artaud» de 1973, firmado como pescado Rabioso pero el primero de Spinetta solista.

«Tocar la música de Spinetta siempre es un honor», diría García en 2019, en una entrevista para Tiempo Argentino. «Para mí es la amistad más larga que tuve en mi vida, tuve esa suerte, pero además es uno de los más grandes poetas y músicos que nos dio esta tierra. Siempre es bueno recordarlo como a él le gustaba: tocando».

Por entonces, Rodolfo García integraba Jaguar, junto a Lito Epumer, Dhani Ferrón y Julián Gancberg. Nunca dejaría de tocar ni se retiraría.


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